El Partido Revolucionario Dominicano tiene razones de sobra para reivindicar y hacer suya la figura histórica del profesor Juan Bosch, más allá del chantaje y las mentiras que una parte de la dirección del Partido de la Liberación Dominicana se han encargado de vociferar en los medios de comunicación. Bosch escribió páginas de gloria como figura dentro del PRD. Sus aportes literarios se producen antes y durante su estancia en el PRD. No escribió un cuento, ni una novela estando en el PLD. Se convirtió en una figura universal de la literaria dentro del PRD. No fuera.
Sus principales obras políticas, sociales e históricas, las escribe Bosch durante los 32 años de militancia en el PRD, organización de la fue mentor y guía. La Composición Social Dominicana; De Cristóbal Colón a Fidel Castro; El Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo; Dictadura con Respaldo Popular; Breve Historia de la Oligarquía; Tres Conferencias Sobre el Feudalismo, entre otras.
Por más que quieran y que hablen, la historia de Bosch no puede escribirse sin el PRD que tanto odian y maldicen esos señores y señoras que hoy forman parte de un gobierno que, de estar vivo Bosch, aborrecería una y mil veces por haber negado su pensamiento y su acción, por negarlo moral y éticamente.
Aunque les duela, el PLD es el resultado de un desprendimiento del PRD, de una división propiciada por un Bosch.
El PRD fue fundado en el año 1939 por un grupo de exiliados de la dictadura de Trujillo entre los que se destacaron Angel Violan, Juan Isidro Jiménez Grullón, Virgilio y Víctor Mainardi, Lucas Pichardo, Nicolás Silfa, Ramón Castillo, Cotubanamá Henríquez y Juan Bosch, entre otros.
La figura cimera, sin dudas, fue Bosch. Ganó las elecciones de 1962 convirtiéndose en el primer presidente democrático en más de 30 años.
Fue derrocado siete meses después mediante un golpe de Estado perpetrado por las fuerzas más reaccionarias y conservadoras de la nación con el apoyo de Estados Unidos.
El golpe de Estado, que cercenó la incipiente democracia generó luchas que se pusieron de manifiesto en movilizaciones y huelgas. El 21 de diciembre de 1963 el líder de Movimiento Revolucionario 14 de Junio, Manolo Tavárez Justo, se va a las "escarpadas montañas de Quisqueya" junto a un grupo de compañeros que terminan vilmente abatidos por las "gloriosas" Fuerzas Armadas, provocando una indignación colectiva que no hace más que exacerbar la indignación popular.
El 24 de abril de 1965 estalla la Revolución de Abril. Es el doctor José Francisco Peña Gómez, que ya era un "astro con luz propia", quien llama al pueblo a levantarse en armas reclamando la vuelta a la constitucionalidad, es decir, al retorno de Bosch como presidente legítimo.
Aquella epopeya no habría sido posible sin el PRD, que posteriormente, con el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó al frente de las tropas constitucionalistas, enfrenta a las tropas norteamericanas que nos invadían. Y fue ese PRD, junto a la izquierda, que aportó los muertos de la contrarrevolución que puso en marcha Estados Unidos teniendo como punta de lanza a Balaguer.
Regresa del exilio en 1970. Su rol en la "desgarrapatización" del PRD señalando a dirigentes y militantes de izquierda supuestamente infiltrados, que luego eran asesinados por las fuerzas incontrolables, algún día será enjuiciado.
De igual manera, la historia se encargará de ponderar la posición asumida por Bosch en el año 1978 cuando el PRD ganó las elecciones con don Antonio Guzmán al frente. En esa ocasión Bosch propuso desconocer la voluntad popular junto al doctor Balaguer y al doctor Vincho Castillo, que finalmente lograron arrebatarle al PRD cuatro senadores y con ellos el control del Senado.
Algunos dirigentes del PLD, altos funcionarios del gobierno, han declarado en estos días que comparar al PRD con el PLD es un insulto, que es algo totalmente inapropiado.
El insulto debe ser para los perredeístas, porque el PRD, no el PLD, fue quien enfrentó la dictadura de Trujillo; el PRD, no el PLD, fue quien trajo la democracia al país; fue el PRD, no el PLD, que abolió las leyes anticomunistas, el que liberó a los presos políticos. Y como si fuera poco, Peña Gómez no traicionó, ni negó nunca a Francis Caamaño. Por último, no fue el PRD, sino el PLD, quien regaló las empresas del Estado. A pesar de todos los pesares. Puestos en una balanza histórica el PRD y el PLD, los aportes del PRD son mucho, pero mucho más que los del PLD.