Me llama la atención, y me satisface, que muchísima de la gente que ha hecho contacto con el diariodigitalrd.com, lo haya hecho, primero para felicitarnos por esta iniciativa, y segundo para valorar nuestra trayectoria profesional, lo que no cae mal a cierta edad. Eso sin mencionar las innumerables llamadas que he recibido, así como correos electrónicos, en la que los lectores muestran su complacencia por el nacimiento de este diario electrónico, que es fruto del esfuerzo de periodistas que se niegan a perder su derecho a ejercer su profesión.
Los elogios y valoraciones a que me he referido anteriormente no son para mi tan conmovedores, como el reclamo de la gran mayoría de personas que nos han exhortado a ser objetivo en el tratamiento de la información.
Hay en mucho de esos mensajes, a los que nos referiremos en otra ocasión, la preocupación de que los periodistas actuamos más por mandado de otros, o mejor dicho, hablamos por boca de ganso más que por nuestras convicciones.
La exhortación, o exigencia, de que seamos objetivos nos compromete, y en verdad es una de nuestras metas, aunque sabemos que en un país donde la pasión y la emotividad se combinan es difícil salir airoso en esta noble tarea de informar.
Pero como en otras ocasiones, hemos aceptado el desafío de hacer del periodismo un instrumento al servicio de la pluralidad, conciente de que sin ello no es posible construir una sociedad transparente y mucho menos democrática.
Sabemos que en torno a la objetividad y la independencia periodística se ha debatido mucho, y que son conceptos sujetos a variadas interpretaciones.
Desde diariodigitalrd.com no vamos a pretender ser los santos del periodismo. Trabajaremos a diario con las herramientas de que dispongamos, con la intención de ofrecer el mejor servicio informativo, pero consciente que también en nuestro equipo existe el defecto humano, la pasión, la emotividad, la cual venceremos muchas veces, pero probablemente en ocasiones ellas nos vencerán.
También en los lectores hay mucho de ese defecto, por lo que habrá que dejar al tiempo muchas cosas en este encuentro digital.
Apropósito, los dejo con la siguiente carta que me envían dos apreciados colegas residentes en Estados Unidos.