El cometido contra el presidente Leonel Fernández durante su visita a Haití es un atropello contra el país, y como dijera el secretario de la Presidencia, Danilo Medina, merece la repulsa de todos los dominicanos y los haitianos sensatos. Ese no ha sido el trato dispensado por los dominicanos a los gobernantes de la vecina nación cuando visitan territorio dominicano.
Repudiable, porque si se hubiese consumado la trama de las turbas, y el Presidente Fernández es muerto o herido, o alguien de su comitiva afectado, la tragedia en la isla no iba a tener parangón en la historia.Hay que reconocer la sensatez y la prudencia de los militares dominicanos que resguardaron al presidente dominicano, pues trágico hubiese sido también que estos se hubiesen visto obligado a hacer uso de sus armas para defender la integridad del presidente Fernández. Los hechos vandálicos escenificados por turbas en Puerto Príncipe nos dicen que en Haití hay gente que no está dispuesta a convivir con los dominicanos. Una visita con la intención de mejorar las relaciones, esos grupos la han convertido en un motivo más de distanciamiento.El presidente Fernández estaba en Haití en representación de República Dominicana. En su condición del principal ciudadanos del país que se lo da su jerarquía de jefe de Estado.Eso debían de saberlo los instigadores de las turbas que rodearon el Palacio Nacional de Haití, con la obvia intención de emboscar al mandatario dominicano y su comitiva.La sospecha histórica de que la presencia de un Presidente nuestro en Haití es un riesgo ha quedado confirmada con esta visita del presidente Fernández a Puerto Príncipe.Compartimos con quienes plantean que la visita no debió ser. Y menos en un momento en que República Dominicana es presentada ante el mundo por ONGs y grupo de presión como una nación xenófoba que permite el maltrato a los haitianos. En verdad que en esta caso hay elementos que se deben aclarar, pero ello no justifica el vandalismo cometido por grupos de haitianos.Quienes con más énfasis deben condenar lo ocurrido en Haití contra el Presidente de la República son los grupos que aquí han asumido la defensa de los inmigrantes haitianos, porque con esa acción se le ha puesto en bandeja de plata para que los instigadores antihaitianos que tenemos del lado nuestro tomen la cancha.Por demás, los dominicanos sensatos, y los haitianos sensatos, saben que lo conveniente para las dos naciones que comparten la isla La Hispaniola, el camino del entendimiento y la paz.Ojalá que se entienda así y no se siga echando más leña al fuego.