BAGDAD- Sólo algunos ataques insurgentes dispersos opacaban el jueves las elecciones iraquíes mientras los descontentos árabes sunitas se sumaban a los comicios, determinados a tener una voz más fuerte en el gobierno.
La ampliamente pacífica votación mostraba un afilado contraste con las elecciones previas en Irak, el 30 de enero, cuando se eligió una asamblea provisoria y durante las cuales 40 personas murieron, muchos de ellos en nueve ataques suicidas.
En un clima de temor, y con los árabes sunitas poniendo fin a un boicot al proceso electoral impulsado por Estados Unidos, los funcionarios reportaron alta asistencia a los centros de votación y sólo escasas quejas sobre irregularidades."La asistencia (a los centros de votación) es mucho mayor a la esperada," dijo el ministro del Interior, Bayan Jabor, antes del fin del horario estipulado para la votación, que se extendió desde las 17.00 hora local (1400 GMT), hasta las 18.00 (1500 GMT).El ministro indicó también que la policía de Bagdad asesinó a un atacante suicida con coche bomba.En uno de los centros de votación de Bagdad, un periodista de Reuters vio a los funcionarios cerrando en el horario estipulado anteriormente, pero el comisionado electoral Adel al Lamy dijo a la televisión estatal que todavía hay personas esperando para emitir su sufragio en algunos sitios, que permanecerán abiertos una hora más.Dos personas murieron y tres resultaron heridas en ataques con bombas y morteros en centros de votación en Mosul y Tal Afar, en el norte del país.Una explosión de mortero, reivindicada por un grupo islámico sunita, hirió a tres personas, incluido un soldado estadounidense, en la fuertemente fortificada Zona Verde de Bagdad, donde se encuentran los edificios de gobierno y diplomáticos, dijo la embajada de Estados Unidos.La calma, impuesta por una prohibición de que los vehículos circulen por las calles, el cierre de las fronteras y un fuerte operativo de seguridad, también fue interrumpida por morteros en Samarra y cerca de Tikrit, pueblo natal de Saddam Hussein.Además se registró una explosión en Ramadi, otro de los bastiones de la insurgencia sunita.Pero, a diferencia de lo ocurrido en enero cuando las primeras elecciones posteriores a Saddam sufrieron un boicot, las personas hicieron fila para votar en Ramadi, determinadas a tener voz en el nuevo Parlamento, que estará en funciones durante cuatro años."Estoy encantado de estar votando por primera vez porque esta elección llevará a que las fuerzas de ocupación estadounidenses abandonen Ramadi e Irak," dijo Jamal Mahmoud, de 21 años, con el dedo teñido de púrpura, para evitar que se vote más de una vez.Los diplomáticos estadounidenses esperan que si los sunitas participan del proceso electoral, se logre controlar la revuelta, permitiendo que los iraquíes se hagan cargo gradualmente de la seguridad del país sin que se genere una guerra civil. SUNITAS CONCURREN A VOTAREn la cercana Falluja, escenario de la mayor batalla entre las fuerzas estadounidenses y los rebeldes hace un año atrás, los peores problemas reportados eran la falta de papeletas y de vehículos para trasladar a los enfermos hacia los centros de votación a través de calles cerradas al tránsito."No tenemos suficientes automóviles (…)," dijo el funcionario de la Comisión Electoral Najib Mahmoud. "Un enorme número de votantes está esperando en los centros de votación pero no tienen suficientes papeletas," agregó.Disgustados con el poder ejercido por el Parlamento interino de chiítas y kurdos, los militantes sunitas dijeron que defenderán los centros de votación de eventuales ataques de grupos, como Al Qaeda, que juraron impedir las elecciones.La votación del jueves era diametralmente opuesta a la de enero y estaba respaldada por un operativo de seguridad con 160.000 estadounidenses patrullando."Las urnas de votación son una victoria de la democracia sobre la dictadura," dijo el primer ministro Ibrahim al-Jaafari mientras emitía su voto. "El verdadero triunfo es que la gente está votando, más allá de a quién elija, y que han optado por votar en lugar de las bombas," agregó.Alrededor de Kirkuk, donde grupos étnicos rivales se disputan el control de los yacimientos de crudo del norte, el funcionario local Omar al-Jibouri dijo que la asistencia a votar podría alcanzar hasta un 80 por ciento, mayor al 69 por ciento de enero.Unos 15 millones de iraquíes están habilitados para votar en una elección que muchos esperan pongan fin a décadas de sufrimiento, eleve los estándares de vida y cimente el camino para la retirada de la fuerza militar liderada por Estados Unidos que derrocó a Hussein en abril de 2003.El presidente estadounidense, George W. Bush, celebró la esperada participación de los sunitas en las elecciones como una señal de que los insurgentes nacionalistas se dirigen hacia el diálogo político que se supone ayudará a marginar a los extremistas.Sin sondeos de opinión confiables, los observadores políticos esperan que la Alianza Iraquí Unida, un grupo de partidos islámicos dentro de la actual coalición de gobierno, se alce con la mayor cantidad de votos.