Cuando se habla de la situación de la mujer haitiana y dominicana de ascendencia haitiana, debemos adentrarnos no sólo en la historia de la isla, sino también en conceptos y en la idiosincrasia de un pueblo, de un gobierno y de una sociedad en la que la cuestión racial, étnica, política e ideológica mantiene y reproduce la posición de las clases dominantes.
Se ha transformado en un legado histórico-cultural, que parece no poder modificarse. El racismo y los estereotipos étnicos condenan, agreden y separan, generación tras generación, a las mujeres haitianas y dominicanas de ascendencia haitiana, que habitan en suelo dominicano.La discriminación racial y étnica en la República Dominicana es parte de la historia colonial. Se percibe, a lo largo de la historia, un marcado rechazo a los legados de la población africana. Esta ideología se impone desde losgobiernos quienes han minimizado y menospreciado nuestra cultura africana.Dentro de los estereotipos que ha manejado la ideología dominante, hay un elemento que es sumamente importante, ya que el equivalente a negro en el país es ser haitiano o haitiana. Este racismo hacia negros se transformainmediatamente en un racismo antihaitiano, reproduciendo y ratificando la doctrina racista como una teoría política, económica e ideológica.Las históricas y controversiales relaciones dominico-haitianas se remontan a la época de la conquista, pero fundamentalmente a la época de la independencia de Haití -porque queremos recordar que Haití fue el primerpaís de la región en liberarse del yugo de la esclavitud-. El rechazo hacia el haitiano es producto de la intervención de Haití en República Dominicana en 1800. Este hecho histórico se transforma en un paradigma de supervivenciay nacionalismo que se alimenta de la teoría racista.No es extraño, entonces, que a través de esta práctica racista, al interior de República Dominicana se niegue el hecho de ser población negra, siendo que el 91% de la población dominicana es de origen africano. Porque solo sereconoce como negro a los haitianos o haitianas en R. Dominicana o en aquel lado de la isla, induciendo a todo el pueblo a sentir como inferior a la población haitiana.Los procesos de migración se han convertido en el flagelo de nuestros países. Los más pobres emigran siempre a países más desarrollados y ricos.Por ejemplo, nosotros, en República Dominicana emigramos a EE.UU. y Puerto Rico. De Haití emigran a República Dominicana, pero hay que aclarar que al haitiano lo buscan. Son convenios que hace el gobierno dominicano quenecesita mano de obra haitiana, y la busca mediante un contrato que hicieron los gobiernos anteriores y algunas personas de este gobierno actual, y la traen como mano de obra barata para el corte de la caña de azucar. Ysucesivamente para otros productos agrícolas en el país. Son trabajos muy duros, muy mal pagados, y la población dominicana no los va a hacer.Los bateyesEl trabajo de corte de la caña es un trabajo bien duro. Cuando no quieren que un brasero o brasera se traslade a otras comunidades, le quitan la ropa y tiene que cortar la caña en paños menores.Los bateyes (comunidades donde viven los braseros de origen haitiano) son pequeños caseríos, rodeados de cañaverales, con habitaciones muy reducidas, con piso de piedra. Son barracas que datan de hace 75 años. El gobierno nose ha interesado nunca en mejorar las condiciones de estas casas.Se diría que en los bateyes no existen mujeres. No tenemos servicios de salud, no tenemos recreación, ni escuela. La mayoría de nuestros niños no van a la escuela, y tenemos altas tasas de analfabetismo. Hicimos unaencuesta entre los estudiantes y de cada cien que van a la escuela solo cinco son mujeres. De estas cinco, sólo tres logran terminar. Lo mismo sucede a nivel de las universidades.Nuestras comunidades están separadas totalmente una de la otra. Existe un sistema político que nos ha dividido; por ejemplo a los recién llegados se los llama Congó y se los pone aparte, en casas peores que las que tienen losotros braseros. Viven casi a la intemperie. Nuestras comunidades no tienen luz, ni agua potable, ni sistema de letrinas, ni sistema de botes de basura.Cuando llega una epidemia, cobra más víctimas que en todas las otras comunidades, y dentro de esas víctimas están los niños y las mujeres. El hombre tiene un sistema de salud que es del Consejo Estatal del Azúcar(CEA), que es deficiente, pero nosotras no tenemos nada, porque no somos, según ellos, trabajadoras, aún siendo nosotras las que mantenemos el estatus de la familia. Aunque también trabajamos en lo del CEA, en las siembras, el corte de hierbas, haciendo zanjas entre los cañaverales.También en los bateyes tenemos el sistema de los jefes, que se componen del superintendente, mayordomo, jefe-campo y capataz, más la guardia nacionalque es una fuerza muy represiva que está en nuestras comunidades. Esta estructura militar y represiva es más violenta hacia las mujeres. Sienten a las mujeres como su propiedad y por eso las violaciones a las mujeres ennuestras comunidades son muy altas.Ciudadanía negadaOtro elemento es nuestra condición como dominicanas de ascendencia haitiana. A pesar de que en nuestra Constitución hay un acápite que dice que toda persona nacida en territorio dominicano es dominicano, en relación a loshijos de los haitianos esto no se da. Nos han convertido en apátridas. Con las nuevas leyes de que para que el niño vaya a la escuela hay que tener acta de nacimiento, han condenado a nuestra población a vivir en totalanalfabetismo. Dentro de diez años, tendremos toda una comunidad totalmente indigente, porque a nuestros hijos les han negado las actas de nacimiento.Este proceso de ilegalidad es más fuerte hacia la mujer. Nos han tenido en una situación de invisibilidad, porque el gobierno alega que no ha traído mujeres, que solo ha traído braseros. Entonces a lo que nos han condenado esa ser reproductoras de mano de obra barata.Hemos estado apelando a la Constitución que nos ampara como dominicanos, y hemos estado reclamando derechos y organizándonos, porque queremos llegar también a los congresos, y esto es muy fuerte. Como el caso del Dr. JoséFrancisco Peña Gómez, quien es negro, tiene la piel bien oscura, y por eso durante sus campañas presidenciales hubo una ola de racismo tanto en el '94 como el en '96. Recientemente nos tocó a nosotros, la población dominicanade ascendencia haitiana, porque decían que él es de ascendencia haitiana, y que nosotros íbamos a votar por él. Se dieron redadas a las 12 de la noche,allanamientos ilegales a nuestras comunidades, donde también hubo violaciones a nuestras mujeres. Se introducían en sus casas y las tenían presas tres días antes y tres después de las elecciones. Nos dejaban sinagua, sin ropa para cambiarnos. Eso para violentar una vez más nuestros derechos ciudadanos, porque sencillamente nosotros no existimos.Hace tan solo seis meses el gobierno dominicano fue a Haití a buscar 13.800 braseros. Entra un nuevo director del CEA que se suponía progresista. Ese señor se acercó a nuestras organizaciones, y decíamos: por fin vamos a tenercasa, escuela, servicios de salud. Le planteamos toda la situación y el nos dijo: lamentablemente ustedes no pueden aparecer en un documento propio o en acápite, ustedes tienen que aparecer a través de sus maridos, su expedientetiene que estar anexado al de sus maridos. Es decir que siempre continuaríamos en ese estado de invisibilidad y de indocumentación. Nosotrasle planteamos que mejore la condición de salud, que dé escuela para nuestroshijos, que nos desbaraten esas barracas que son completamente inhabitables por seres humanos.