El presidente de Estados Unidos George W. Bush reconoció que personalmente autorizó el monitoreo secreto de las comunicaciones de los ciudadanos de su país -a través del teléfono o por correo electrónico- luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
"Los medios se enteraron de la existencia de este programa secreto después de que, indebidamente, se les proporcionara un informe. Como consecuencia nuestros enemigos han descubierto información que no deberían saber", afirmó Bush. El presidente añadió que la revelación no autorizada de esta información "afectaba la seguridad nacional y ponía a los ciudadanos en riesgo". El jefe de Estado argumentó que su decisión era respaldada por la ley de EE.UU. y su constitución. Yo autoricé a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) a interceptar las comunicaciones internacionales de personas que tenían vínculos con al Qaeda y otras organizaciones terroristas". Aseguró que el programa, sometido a revisión cada 45 días, respondía al marco legal y tenía como objetivo proteger a los estadounidenses. Preocupación Sin embargo senadores tanto del partido Demócrata como del Republicano expresaron su preocupación con respecto al tema. El presidente republicano del Comité Judicial del Senado, senador Arlen Specter, calificó la situación como "inapropiada". Por su parte el demócrata Russell Feingold calificó el hecho como una "revelación impresionante que debía ocasionar escalofríos en la columna vertebral de cada senador y cada ciudadano estadounidense". Se espera que, a raíz del incidente, el Senado inicie una investigación urgente sobre la legalidad del programa. De acuerdo a la información publicada por The New York Times, gracias a la orden presidencial firmada en 2002, la NSA ha intervenido durante los tres últimos años las llamadas telefónicas y los correos electrónicos de cientos de personas en EE.UU. en busca de actividades terroristas. Las fuentes citadas por el periódico explican que se trata de un cambio importante en las prácticas de los servicios de inteligencia, puesto que tradicionalmente la NSA tiene la misión de espiar las comunicaciones en el extranjero.