NUEVA YORK.-(Por Miriam Ventura). Conocí a Josefina Laverne cuando Ensamble se publicaba en Hoy-Newsday. Ella era una de las lectoras que enviaba cartas a la redacción. Astuta con las "direccionales" una tarde me la encontré en lo que una vez fue la librería Moria.
"Supe que estaría usted en esta librería firmando sus libros y vine a conocerla y hablarle de mi". Wao!!!. Quede perpleja. De allí en adelante cultivamos una gran amistad. Laverne me visito varias veces en son de darme "support" en lo que era el Consejo Consultivo de la Casa de la Cultura.Josefina Laverne es una dominicana que vive en EEUU desde hace mas de tres décadas, que usa trenzas, cultiva su negritud como azavache, casada con un cubano exiliado y, para variar es defensora de la revolución cubana y una de las poquísimas dominicanas que maneja el Tren A que corre desde Inwood hasta el Condado del Bronx pasando por el down town de la isla de Manhattan, y finaliza en Rockway de Brooklyn. Ella es empleada del sistema público de transportación de la Autoridad Metropolitana.(Metropolitan Authority of Transportations), hoy en huelga.Al escuchar la noticia de la huelga y las negociaciones fracasadas pensé en Josefina Laverne, en su sentencia vital: "Aquí somos discriminados cuatro veces…una como mujer por los propios hombres choferes de los bus, o trenes, otra por los blancos por razones históricas, por los afroamericanos que piensan que disfrutamos de lo que ellos lograron a través de la lucha por sus derechos civiles, y finalmente por los puertorriqueños que creen les estamos quitando sus trabajos". Cuanta razón tiene Laverne pues el sindicato o la Unión de trabajadores de la MTA está integrado mayoritariamente por negros afroamericanos procedentes de Trinidad Tobago, Jamaica, y otras ciudades (80%), por un 15% de puertorriqueño, un 5% de blancos y dominicanos junto a otros grupos étnicos latinos fuera de los puertorriqueños. Eso explica tantas confusiones entre el trato poco humanitario que reciben los de apariencia dominicana y blanquitos (anglos) a la hora de recibir el servicio de transporte público de la ciudad de Nueva York.Aquellos/as que usamos el servicio, conocemos de las maneras en que los choferes de los autobuses y trenes "sacuden" a los latinos y otras minorías a la hora de pagar o introducir la tarjeta o metrocard en el cajero de cobro de los autobuses y trenes. Regularmente los choferes no desean bajar las escaleras estipuladas para las personas que pasan de 50 años y/o usan algún equipo que sugiere su impedimento físico. Exceptuando las sillas de ruedas, los que una vez introducidos en el autobús son lanzados a su suerte para que se agarren o amarren solos adhiriendo su silla de ruedas a los andamios dispuestos para tales fines. Los que usan prótesis de brazos, manos, cascos protectores de nuca y cabeza o simple consumidores del servicios con algún tipo de deshabilitad mental o condiciones especiales y hasta personas mayores de edad tienen que averiguárselas como puedan pues no siempre el chofer tiene el tiempo dentro de las rutas para bajar las escaleras, solicitar que los mas jóvenes se muevan hacia a tras y cedan los asientos delanteros destinados a personas mayores con algún tipo de impedimento or deshabilitad.Estas gentilezas les quitan el tiempo a los choferes para adelantar rutas, marcar los calendarios y hacer la jornada del día. Digamos en justicia de estos empleados (nombrados mayormente por el Gobernador Pataki) que la mayor responsabilidad de dichos desmanes arbitrarios e inhumanos contra los usuarios corre por cuenta de la propia MTA, quienes imponen requisitos casi imposibles a sus empleados o choferes.Pero, no esta de más emplazar a la Unión que los agrupa y defiende. La lucha de sus dirigentes es digna de admiración, pero tal vez hace falta un poco de humanización y no sectorizar una lucha laboral que afecta tanto a los empleados de la MTA como a los usuarios del servicio. De ahí que el apoyo a la actual jornada de huelga por parte de la población nuyorquina es básicamente baja, ningún usuario arriesga su cuello ni por la huelga de los empleados de la MTA, ni por las negociaciones frustradas, ni por las ofertas de la MTA, ni mucho menos por un sindicato dividido incapaz de sostener un diálogo o negociación con el Alcalde Mike Bloomberg y de defender a los usuarios o de integrar sus necesidades como consumidores del servicio a las del sindicato. La MTA es un servicio público y gubernamental desde este punto como se ha afirmado la huelga pasa a ser ilegal aunque justa, pero también inhumana por tanto la balanza se inclinará hacia la "supuesta" defensa del gobierno al derecho que tiene la ciudadanía de recibir el servicio.La Organización de Desamparados Unidos (United Homeless Organization- UHO), Las oficinas de Ayuda a los impedidos y las distintas organizaciones de los vecindarios nuyorquinos tienen que pensarlo muy bien a la hora de repensar los pro y los contras, antes de irse de un bando o del otro. Los que no lo piensan dos veces son los empresarios, comerciantes y entidades cuyos negocios y beneficios dependen del funcionamiento del sistema de transporte público de Nueva York, y para ellos y para cualquier "civil" Bloomber ha quedado convertido en líder, por el solo hecho de cruzar por dos días consecutivos el Puente Brooklyn a pie.Todos ven como justo el reclamo del alcalde en términos de los intereses de Nueva York. La gran manzana del mundo (casi melocotón después de la guerra del Presidente George Bush), esta perdiendo 400 millones de dólares diarios en esta huelga. En tanto la MTA en control de los medios anuncia que ofreció aumentos salariales de 3% anual durante los próximos tres años a aquellos trabajadores que ganen entre 47.000 y 55.000 dólares al año, mientras el sindicato quiere aumentos anuales de 8% al año. Y tiene razón el sindicato, en rechazar jubilación a los 52 años, pues está demostrado que a esa edad los empleadores lo piensan dos veces antes de emplear a alguien.La huelga de los empleados de la MTA, quienes llevan tres años sin renovar contrato es solo un reflejo de los problemas que acontecen en esta nación a nivel laboral, pues lo mismo ocurre con los empleados del sistema de ambulancia, así como con otra compañía de transporte privado en el Condado de Queens, éstos y otros sectores laborales llevan entre tres y cuarenta y ocho meses sin renovación de contrato. Dadas estas condiciones algunos se explican el que Mike Bloomberg haya ganado la alcaldía de Nueva York, en el hecho de Primero de ser multimillonario, segundo judío blanco no observante, y, principalmente demócrata antes de ser republicano. (Recuerde el lector que Bloomberg cambio de partido a mitad de camino lo cual lo llevo a la silla mas codiciada de la ciudad urbana por excelencia, NY).Está distante la época de 1914 cuando se fundo el concepto de Unión en Estados Unidos, a raíz del entonces llamado Fuego del Triángulo. Es miércoles y desafiando distancia y combustible llegó hasta el viejo barrio de Riverdale y Kingsbridge Heigths desde donde Josefina Laverne retorna al feminismo. "Las mujeres choferes de la MTA, no disfrutan del seguro de maternidad (maternity leade) tal vez eso hubiese convencido mas a bloomberg y a Peter Kalikow, el Presidente de la MTA, pero somos 33.000 empleados y la mujer como género aún es minoría, y las latinas aún somos minorías y la mujer dominicana es doblemente minoría…crucemos los dedos nosotras también". Sobre Roger Toussaint, el jefe del sindicato de empleados de la MTA, Laverne hizo silencio. Esta columnista piensa que perdió la batalla y que en breve tendremos al sistema de autobuses y de trenes de Nueva York nuevamente funcionando. Todo lo demás se ventilará en la corte. Justa o inhumana la huelga marca un hito en la historia de la transportación pública de la ciudad de Nueva York.