ROMA.-Benedicto XVI dedicó hoy su primer mensaje navideño como Papa a pedir al "hombre del tercer milenio" un despertar espiritual para impedir que la humanidad sea víctima de su propio progreso técnico, y que trabaje para la creación de un "nuevo orden mundial" que corrija los desequilibrios económicos.
Además, siguiendo con la costumbre de su antecesor, Juan Pablo II, hizo un repaso de la situación en todo el mundo y pidió la unión de toda la Humanidad en torno a metas como la lucha contra el terrorismo y contra la pobreza, y expresó su deseo de paz y armonía en toda la región de Oriente Próximo, desde Líbano hasta Irak, en Asia y en Iberoamérica. "Una humanidad unida será capaz de confrontar los preocupantes problemas del tiempo presente: desde la amenaza del terrorismo hasta la pobreza humillante en la que viven millones de personas, desde la proliferación de armas hasta las pandemias y la destrucción medioambiental que amenazan el futuro de nuestro planeta", dijo el Papa desde la logia de San Pedro el día de Navidad, ante miles de personas que le esperaban bajo la lluvia. En el inicio de su mensaje, el Papa recordó el "inmenso" progreso científico y tecnológico logrado en los últimos siglos, pero lanzó una advertencia para reclamar a los hombres que abran sus espíritus a la fe. "Los hombres y mujeres de nuestra era tecnológica corren el riesgo de ser víctimas de sus propios logros intelectuales y técnicos y terminar en un baldío espiritual y un vacío de corazón", dijo el Pontífice que, para combatir este vacío, pidió a los fieles que abran sus mentes y sus corazones al nacimiento de Cristo. "La edad moderna se ve a menudo como un despertar de la razón frente al sueño, de la iluminación de la Humanidad tras una era de oscuridad. Pero sin la luz de Cristo, la luz de la razón no es suficiente para iluminar a la Humanidad y al mundo", prosiguió. "Hombre moderno, adulto y sin embargo débil a veces en tu pensamiento y tu voluntad, déjate coger la mano por el Hijo de Belén, ten confianza en él. La fuerzas vivificante de su luz te anima a implicarte en la edificación de un nuevo orden mundial, basado en relaciones éticas y económicas", prosiguió. ESPERANZA EN ORIENTE PROXIMO Refiriéndose a la situación en Oriente Próximo, Benedicto XVI pidió a Dios que "dé valentía a la gente de bien en Tierra Santa, en Irak, en Líbano, donde los signos de esperanza, que no faltan, tienen que ser confirmados por acciones inspiradas en la justicia y la sabiduría". Además, reclamó que se protejan "los más elementales derechos de aquellos que viven trágicas crisis humanitarias, como en Darfur y en otras regiones de Africa central", y pidió a los pueblos de Latinoamérica que vivan en paz y armonía. Asimismo, pidió a Dios por el diálogo en la península de Corea, en referencia al programa nuclear norcoreano y a las negociaciones entre Seúl y Pyongyang, y en otros lugares de Asia, "para que mediante la solución de peligrosas dispuestas puedan alcanzarse conclusiones pacíficas y sólidas en un espíritu de amistad, conclusiones que los pueblos aguardan de manera expectante". SALUDO EN 33 IDIOMAS Tras el mensaje navideño, el Papa dirigió su bendición 'Urbi et Orbi' (a la ciudad y al mundo) y saludó a los miles de congregados en la plaza de San Pedro en 33 idiomas –incluido el árabe, el chino y el hebreo–, empezando por el italiano. Benedicto XVI saludó a los romanos y a todos los italianos y les pidió que mantengan los valores de la fe cristiana que han hecho posible la cultura y el arte italianos. Después saludó en francés y en alemán, y en cuarto lugar en español: "Feliz Navidad, y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos", fueron sus palabras, recibidas con entusiasmo por los peregrinos de lengua española. MISA DEL GALLO La paz en todo el mundo y especialmente en Tierra Santa fue también el tema central de la homilía pronunciada por Benedicto XVI anoche, en su primera Misa del Gallo como Pontífice, además de la oración por los niños del mundo. En sus palabras, pronunciadas en la Basílica de San Pedro, Benedicto enfatizó que incluía en sus plegarias a los niños no nacidos, subrayando así el rechazo tajante de la Iglesia Católica al aborto. "Dios es tan poderoso que puede hacerse vulnerable y llegar a nosotros como un niño indefenso, para que lo podamos amar", dijo el Papa, añadiendo que "el esplendor" de Navidad "brilla en cada niño, incluyendo los que no han nacido". "En esta noche en que miramos hacia Belén, queremos rezar de modo especial también por el lugar del nacimiento de nuestro Redentor y por los hombres que allí viven y sufren. Queremos rezar por la paz en Tierra Santa: Mira, Señor, este rincón de la tierra, al que tanto amas por ser tu patria. Haz que ella resplandezca la luz. Haz que la paz llegue a ella", dijo el Pontífice. "Oremos por la paz en Tierra Santa", prosiguió el Papa, añadiendo: "Señor nuestro, mirad este rincón del mundo, vuestra cuna, que tan querido es para ti", continuó el Papa. "Alumbradlo con vuestra luz, que conozca la paz". Al inicio de la ceremonia de anoche, una docena de niños vestidos en trajes típicos de distintos países colocaron flores en el altar, cerca de una estatua del Niño Jesús, mientras un coro entonaba himnos. Benedicto XVI, vestido con una túnica dorada, bendijo a la multitud al llegar y caminó por el pasillo de la Basílica hacia el altar. El lugar estaba lleno de fieles de Roma y de todas partes del mundo, además de turistas. Para las multitudes que no lograron entrar en la Basílica, se colocaron dos enormes pantallas en la Plaza de San Pedro, llena de adornos alegóricos y un enorme pesebre. CEREMONIAS NAVIDEÑAS La Misa del Gallo y la bendición son las primeras ceremonias navideñas presididas por Benedicto XVI, que en el mediodía de mañana lunes dirigirá también un rezo. Las celebraciones prosiguen el 31 de diciembre, cuando el Santo Padre presidirá las vísperas de la Solemnidad de María Santísima a las 18:00 horas en la Basílica de San Pedro y al final de la celebración se cantará el tradicional himno de agradecimiento, el 'Te Deum', para concluir el año. El 1 de enero, Día Mundial de la Paz, el Papa celebrará la misa a las 10:00 horas desde la Plaza de San Pedro, mientras que el 6 de enero, la misa será a las 9:30 horas. El 8 de enero, el Pontífice presidirá en la Capilla Sixtina la celebración en la que se recuerda el Sacramento del bautismo de Jesús y en la que se administrará el bautismo a algunos niños.