La realidad tal y como es muestra mucha diferencia respecto a la realidad como la describe cada uno. Esa diferencia puede estar originada en las experiencias, en los intereses, en la personalidad y en los motivos que condicionan las opiniones, que influyen para apoyar una u otra causa, o en la decisiones de los individuos para adquirir determinados satisfactores que respondan a sus deseos. También juegan un papel en esta diferencia los estados de ánimos presentes en las personas en el momento que observan, reflexionan o se exponen a los estímulos que proceden de un evento de cualquier naturaleza.Además, y es lo que más quiero destacar, el hombre en general muestra restricciones para la comprensión de ciertos aspectos de la naturaleza, que trascienden a lo social y que limitan el alcance de sus procesos mentales para representar o percibir la realidad.Así vemos, que orgánicamente el cerebro humano exhibe limitaciones para hacer frente al volumen de estímulos procedentes del ambiente. Una de estas limitaciones se debe a que la velocidad del pulso nervioso que conduce las sensaciones al cerebro es extremadamente lenta comparada con la velocidad del pulso lumínico que transmite las sensaciones del entorno.De esa manera, una cantidad importante de estímulos no se procesan porque los receptores sensoriales individuales están incapacitados para captarlos en su totalidad. Sobre esta limitación natural, otros estímulos quedan fuera del procesamiento por la acción deliberada de los individuos de seleccionar aquellos que responden a sus intereses, experiencias, personalidad o estado de ánimo.Además, las evidencias indican que la velocidad de desarrollo cognitivo en el hombre, se encuentra limitada en sus diferentes etapas biológicas. En cada momento de la evolución del individuo, la cantidad de información que puede procesar está restringida, perdiéndose en el camino una cantidad significativa de ella. Igualmente el proceso de convertir información en conocimiento es increíblemente lento, costoso y difícil.Por otra parte, la memoria de corto plazo es limitada, lo cual incide en las capacidades de almacenamiento, de aprendizaje, de discriminación y de procesamiento de información. Así mismo, el individuo presenta un rango perceptivo fuera del cual le resulta imposible hacer conciencia de la manifestación de determinados fenómenos naturales y sociales.Con todo lo anterior se demuestra, que los receptores sensoriales del hombre son escasos y de limitado alcance. Estas condiciones le impiden percibir de manera directa expresiones de la naturaleza como los rayos X y gama, la radiación infrarroja y ultravioleta, los infra- y ultrasonidos, o las radiaciones nucleares.Para simplificar la cantidad y naturaleza de los estímulos que le llegan del medio ambiente, el hombre tiende a igualar los que están próximos y los que se parecen, así completa mentalmente estímulos provenientes de objetos cuyos aspectos se parecen a los ya conocidos por él. El éxito de la teoría del posicionamiento en mercadeo y publicidad se basa, en parte, a la comprensión de este comportamiento de la mente humana.Ambientalmente el ser humano ostenta restricciones procedentes de su historia personal, de la cultura a la que pertenece y de la sociedad dentro de la cual está inmerso. Las impresiones y los recuerdos de la infancia, la educación brindada por sus padres y por su comunidad local y las variadas experiencias vivenciadas, tanto en su niñez como en su adolescencia, influencian enormemente las creencias y los supuestos de la persona.También se entiende que la cultura y la sociedad condicionan, orientan y, en cierta medida, gobiernan y controlan la manera de pensar, de comportarse y de actuar de un determinado grupo social, dando lugar a los diferentes referentes ideológicos reinantes en determinados momentos de la historia.Psicológicamente el hombre manifiesta limitaciones en su forma de pensar. La mente humana funciona mejor en procesos con características lineales, de efectos inmediatos, próximos a sus experiencias, dosificados, fragmentarios, parciales, muy vinculados al espacio tridimensional, al tiempo, a su corporalidad, a las cuestiones individuales y a los hechos locales. Quien analiza el comportamiento de los lectores de periódicos observará como se reflejan muchas de las características anteriores en las informaciones que leen o dejan de leer.La ubicación geográfica de dos o más individuos respecto a la ocurrencia de un fenómeno natural o social puede condicionar el conocimiento o no del mismo o el grado o cantidad de lo que pudo escuchar, ver o tocar. En esa magnitud quedan condicionadas sus percepciones y las opiniones que puedan emitir respecto al impacto del fenómeno.Se ha comprendido que el hombre está acostumbrado a tratar con los problemas propios de su experiencia habitual ordinaria; es decir, inmediatos, que involucren objetos concretos, de tamaño mediano, con una velocidad adecuada, o relativamente simples.Su mente sólo puede tratar situaciones en donde intervienen pocas variables y que estén relacionadas de formas simples. Está además enfocada a resolver problemas secuenciales, locales y lineales, pero presenta muchas dificultades cuando son paralelos, globales o circulares.La experiencia acumulada nos dice que ningún fenómeno de la realidad es monocausal; múltiples causalidades y relaciones interdependientes permiten su manifestación en una integración total. Las evidencias que muestran esta realidad son cada vez más numerosa y nos enseñan que todo afecta e interactúa con todo y que cada elemento no sólo se define por lo que es o representa en sí mismo, sino por su red o malla de relaciones mutuas con todos los demás.Una reciente investigación redimensiona la comprensión del proceso que lleva a la formación de la percepción humana y comprueba que los factores analizados hasta aquí interactúan posibilitando que inclusive las percepciones sensoriales no siempre respondan a la realidad.La investigación pone de manifiesto que la representación sensorial no refleja realmente el mundo externo, sino que surge de la combinación, en diferentes áreas cerebrales, de sensación, atención y expectativa.Los investigadores Ranulfo Romo y Víctor de Lafuente, del Howard Hughes Medical Institute (HHMI), han descubierto que la percepción de algo que se toca puede depender tanto de la memoria, la atención y la expectativa, como del estímulo mismo.Ahora, cuando abandonamos las restricciones que condicionan al hombre en general y descendemos a las diferencias individuales, nos encontramos con personas que al igual que los no-humanos, no puede ni imaginar siquiera la teoría de la relatividad o son incapaces de meditar aunque sea superficialmente sobre el concepto de átomo o no comprenden la importancia de las instituciones sociales ni como se originaron. Otras, por el contrario, comprenden estas realidades en distintos grados, situándose algunos en el límite máximo del conocimiento natural o social producido.Cuando las disparidades cognocistivas se combinan con las experiencias, los intereses, los motivos, la personalidad y los estados de ánimos, surge un océano de percepciones individuales y de comportamientos correspondientes, que interactúan en el marco de sociedades desiguales, matizadas por redes de interpretaciones religiosas o filosóficas y de corrientes políticas y económicas.Los componentes de esta complejidad social entran en pugnas por imponer su percepción del mundo con un manto de cientificidad o racionalidad, de justicia social o religiosa que encubre los más sentidos intereses de determinados individuos y grupos sociales.