Santo Domingo. -Con la alianza de ahora, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) busca comer de la misma mesa que lo hizo el reformismo con el PLD para la segunda vuelta de los comicios de 1996. En la ocasión, los perredeistas satanizaron lo que se dio en llamar "Frente Patriótico", y que contó con la expresa anuencia del entonces presidente y líder reformista Joaquín Balaguer.
En la ocasión, el PRD empleó sus armas más poderosas con tal de desprestigiar ese acuerdo, que tuvo como propósito que Leonel Fernández se alzara con el poder, pero además se buscaba con ello impedir el triunfo en segunda vuelta de José Francisco Peña Gómez.
La victoria de Fernández en las urnas, el 30 de junio de 1996, provocó la ira del perredeismo irredento. Ahora el asunto se revierte. El PRD, desde siempre sempiterno archirrival del reformismo, anda de "brazo echado" con la dirigencia del partido del gallo colorao.
Pero en las bases de esos partidos, en especial del PRD, el acuerdo no ha tenido la receptividad que esperan sus dirigentes. A nivel de la Capital y comunidades del interior hay gran descontento entre dirigentes, militantes y hasta simpatizantes
perredeistas por la alianza en cuestión que, como cruel ironía del destino, la han llamado "alianza patriótica", cual si quisieran rememorar lo del Frente Patriótico.
Hay reportes de que varios locales perredeistas han sido pintados de negro, en señal de protesta. Programas interactivos han abierto sus micrófonos a la ciudadanía, y lo que se ha escuchado en sentido general va contra el acuerdo, que no se selló con el PLD porque el partido oficial al parecer fue "más tacaño" que el partido blanco.
La dirigencia perredeista en gran parte de la geografía nacional se ha resentido ante el anunciado acuerdo. Entre éstos hay muchos dirigentes que mantienen sus aspiraciones de llegar al Congreso o a los ayuntamientos. Pero ven que una alianza de ese tipo atenta contra sus propósitos.
Los recursos invertidos por ellos son tomados muy en cuenta para que ahora la cúpula de su partido les diga que por asunto de la alianza tienen que declinar en sus
aspiraciones. "A mí hay que matarme pa'quitarme esa candidatura", es una expresión que se deja sentir entre candidatos de distintas demarcaciones.
A lo interno del PRD ha trascendido que ese partido podría confrontar problemas internos en caso de que se quiera sacrificar candidaturas a senador y diputados en provincias como Valverde, San Cristóbal, Azua, Barahona, Peravia, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, entre otras.
En esta coyuntura de alianzas, a ninguno de los tres partidos mayoritarios se le ha ocurrido plantear la idea de organizar un plebiscito entre las bases, para que sean éstas que mayoritariamente decidan si están o no a favor de que se materialice un acuerdo.
Además, hay que tomar en cuenta que los comités provinciales y/o municipales de los distintos partidos funcionan en sus respectivas demarcaciones cual si fueran entidades propias de cada conglomerado, y que en innúmeras ocasiones las directrices de arriba no necesariamente tienen que ser tomadas en cuenta al pie
de la letra.
No está bien claro lo dicho Federico Antún Batlle,el presidente del PRSC, a raiz de darse a conocer la alianza, de que ésta no solo busca la distribución de cargos, "sino la definición de un plan de desarrollo nacional".
Pero Orlando Jorge Mera, secretario general del PRD, fue más optimista, al señalar que con el acuerdo arribado con el PRSC "se abre un nuevo capítulo en la democracia dominicana".
El PRD obtuvo en las pasadas elecciones el 35 por ciento de las votaciones, y el PRSC apenas el 13 por ciento. Pero también el PLD como partido oficial coqueteó con la "niña bonita" en que se ha convertido el partido del gallo colorao en la presente coyuntura.
Desde ahora, la alta dirigencia reformista debe tener muy bien definido un pronóstico que puede tonarse sombrío: cuáles serán las reales posibilidades que tiene ese partido de salir airoso en las próximas elecciones con las candidaturas que presente, luego de sellar una alianza con el PRD. Esto para que la propia militancia y/o simpatía no se revierta en su contra.
Demostrado está que en política no todo lo que suma puede redundar en triunfo. En ocasiones, guardar distancia y mantenerse expectante,a la postre puede resultar más beneficioso que lanzarse a participar de la juerga por la repartición de cargos y canonjías.
En definitiva, ese acuerdo aún no arroja luz sobre los miles y miles de perredeistas y reformistas, que muy por el contrario, han visto más obscuro el panorama a lo interno de sus respectivas organizaciones.