Un frente de guerra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mató en combate, en el oriente del país, a 24 militares, 21 de ellos soldados profesionales y tres suboficiales que los comandaban. Se trata del ataque más grave de esa guerrilla contra la fuerza pública en lo que va corrido de 2005.
El choque, entre el llamado Bloque 27 de las FARC y la Brigada Móvil número 12 del Ejército Nacional, ocurrió a unos 180 kilómetros al sur-oriente de Bogotá, en pleno teatro de operaciones del ''Plan Patriota'', la principal ofensiva estatal colombiana contra las FARC, que se lleva a cabo en el sur del país con cerca de 20 mil combatientes nacionales y recursos y asistencia militar de Estados Unidos.
El comandante del Ejército, general Reinaldo Castellanos, declaró que el choque entre las dos fuerzas se produjo en la vereda de Playa Rica, municipio de Vista Hermosa, departamento del Meta, oriente de Colombia.
Otras fuentes militares dijeron a El Nuevo Herald que las FARC enfrentaron al Ejército cuando éste de disponía a proteger actividades estatales de erradicación de cultivos de coca.
En la zona hubo escaramuzas con las FARC durante los últimos 20 días y el Ejército Nacional amplió su presencia en vista de que informaciones de inteligencia indicaban que en el sector se encontraría Henry Castellanos Garzón, alias ''Romaña'', uno de los líderes más temibles de las FARC, acompañado por su lugarteniente ''John 40'', quien, a su vez, es el comandante del frente 27 de esa guerrilla.
El comandante de la IV División del Ejército Nacional, general Luis Antonio Coronado, a la cual pertenecía la unidad atacada por las FARC, declaró a periodistas que tras la derrota sufrida por la Brigada Móvil, fueron desplegadas "operaciones de control militar contra la cuadrilla 27 de las Farc''.
En efecto, el comandante del Ejército y su estado mayor se trasladaron a la base de la Fuerza Aérea situada en Apiay, oriente del país, para estudiar la situación planteada y coordinar tareas de búsqueda y persecución de los terroristas que huyeron, al parecer, sin llevar militares secuestrados.
La región en la que murieron los 24 militares formó parte de la zona desmilitarizada de 42 mil kilómetros cuadrados que el pasado gobierno de Andrés Pastrana entregó a la FARC durante tres años y medio con el objeto de sostener un proceso de paz que fracasó.
La zona, de acuerdo con los altos mandos estatales, estaba bajo control de las Fuerzas Militares.
Esta nueva derrota ocurre ocho días después de que en límites con Panamá otro frente de guerra de las FARC comandado por una mujer (Nelly Avila Moreno, alias ''Karina'') mató a ocho policías y secuestró a otros 30, de los cuales aproximadamente 25 fueron liberados tras haber sido utilizados como escudos humanos para huir.
En junio pasado, en el sur de Colombia, en límites con Panamá, las FARC mataron en combate a 22 militares en lo que fue el comienzo de una escalada de ataques que las fuerzas militares no han podido contener.
Con más de 200 mil combatientes, las Fuerzas Militares de Colombia son las más numerosos de Suramérica, incluido Brasil, y durante la administración de Alvaro Uribe Vélez han recibido la tajada más grande de todo el presupuesto nacional, han adquirido equipos de guerra de última generación y recibido constante entrenamiento militar, aprovisionamiento y guía de Estados Unidos por valor cercano a los $ 6 mil millones, así como asistencia de Europa.
Con todo, las fuerzas militares colombianas no han podido hasta ahora dar de baja ni capturar a un solo líder de las FARC, lo que está causando creciente malestar entre la opinión pública.