SANTO dOMINGO. -En todo esto del rumor de si Guy Phillipe, famoso personaje haitiano que aspira a la presidencia de su país, vino a territorio nacional a matar el presidente Leonel Fernández, parece que existe un poco de fantasía que oculta detalles como este.
Me contó un amigo, que el presidente de la República, Leonel Fernández Reyna, no estaba a gusto con el reparto de cajas que estaba encabezando, o más bien, por lo que venía ocurriendo en la misma.
Esto así, me decía, porque dirigentes del PLD y de los partidos aliados se habían encargado de copar los repartos con sus familiares.
En otros casos, eran los seguidores de los precandidatos a todos los cargos en cada demarcación que llevaban su gente a beneficiarse de las donaciones en medio de odiosos empujones.
En algunos lugares, eran las esposas y familiares de militares quienes sobresalían en la búsqueda de las donaciones, para su gente.
Pero no solo eso, esa gente cuando recibía la caja navideña la revisaba y hubo caso en que hasta la llegaron a dejar por considerar que no merecían un regalo navideño del mandatario de tampoco valor.
El presidente Fernández, y sus colaboradores, en poco tiempo se habían hastiado de los ambiciosos, que lo querían todo para ellos o que no estaban conforme con lo que alcanzaban en los tumultos.
O sea, que lo que se tenía como un acto para generarle simpatía al presidente de la República le estaba cosechando todo lo contrario, porque los núcleos partidarios estaban monopolizando el asunto.
La gente de pueblo, la no comprometida políticamente y a la que el presidente Fernández pretendía llegar no se veía, no aparecía, sino todo un aparataje de banderas multicolor, incluyendo la roja del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) que anda de alianza con el PRD.
Eso, me decía ese amigo, tenía molesto al presidente Fernández, que deseaba ese contacto a los fines de que esa gente lo escuche en próximo año, cuando él le pidiera que lo ayudaran, eligiendo los candidatos suyos al Congreso Nacional para que siga el progreso.
Lo de acogerse, no a la solicitud, sino a la crítica que le hiciera el Cardenal López Rodríguez al recorrido presidencial, es un asunto secundario, porque lo político recomendaba que el Presidente tenía que ir a las masas con las manos tendidas.
Lo de Guy Phillipe aparece de carambola, como historieta fantástica que a lo mejor algunos creerán. Porque lo cierto es que ese señor no es tan loco para venir con dos o tres individuos, enseñarse a una señora que dedujo, porque uno supone que tampoco se lo dijo a ella, que su misión era la de matar al presidente Fernández.