Santo Domingo.-Como en el matrimonio, el primer año parece ser de idilio entre el Gobierno y la población, y a partir de ahí comienzan las dificultades que pueden terminar en conflictos a veces irremediables. Fue el caso del pasado gobierno perredeísta de Hipólito Mejía ¿Se repetirá la historia con la nueva administración Fernández? Más de 200 artículos han incrementado sus precios desde el día primero y la tasa del dólar ya rebazó los 35 pesos por uno. ¿Avanzamos hacia un descontento generalizado?
Se recuerda que en Agosto de 2004, con la llegada al poder de Leonel Fernández y su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) la tasa de cambio del dólar dio un bajón de 22 puntos, lo que significó que de más del 50 por uno donde estaba, en menos de dos meses descendiera al 28 por uno, para estabilizase luego durante un año, en 29 X 1.
Para la gente que votó por Fernández y para muchos de los que lo hicieron por sus contrarios, el nuevo gobierno se convirtió en sinónimo de “salvación nacional”, pese a la Reforma (pendiente de la anterior administración) que buscaba resolver el déficit fiscal y cuasi-fiscal, que más tarde se aprobaría llevando el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) de una tasa de un 12% a un 16%, La Comisión Cambiaria, otro factor relacionado considerado inflacionario, se mantuvo en un 13%.
Una aparente estabilidad en la tasa de cambio contribuyó para que el incremento del Itebis no se reflejara en los niveles de inflación mediante la carestía en la canasta familiar, algunos de cuyos productos bajaron ligeramente de precios y otros se mantuvieron sin variación.
Después de meses de nerviosismo y desasosiego la población comenzó a recibir cierto respiro de tranquilidad, máxime cuando el Consejo Nacional del Comercio en Provisiones (CNCP), por boca de su presidente Alberto
Leroux, aseguraba que el alza de cuatro puntos en el Itebis no se sentiría en los precios de la mayoría de los artículos de consumo masivo, debido principalmente a la baja de la prima de la moneda estadounidense.
Leroux Anunciaba que la mayoría de los comerciantes mayoristas y de tiendas absorberían el incremento en la tasa del ITBIS para que la población consumidora no sufriera mayores descalabros en sus presupuestos.
Idilio por un año… y luego a Dios que reparta suerte
La reforma fiscal impuesta y/o negociada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue en principio la pieza mediante la cual el Gobierno se propuso obtener los recursos para financiar el déficit fiscal que afectaba a las finanzas públicas heredados de la pasada administración.
Ello le garantizaba al país financiamiento por un poco más de US$1,000 millones, US$600 millones directamente del acuerdo con el FMI y el resto de montos provenientes de préstamos de los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo(BID).
La vigencia del acuerdo permitiría, asimismo, renegociar deuda con el Club de París, con lo que también se mejoraría la balanza de pagos, a través de la posposición de egresos de divisas.
Pasaron los meses y se cumplió el primer año, y pese al incremento en los precios del petróleo y los amagos de la tasa de cambio por dispararse, el idilio de la administración Fernández, regenteado por la estabilidad macro-económica, seguía en sus mieles, con un dinámico del mandatario promoviendo las inversiones por el extranjero, un vicepresidente prometiendo acabar con la pobreza, y funcionarios como los directores de Impuestos Internos y Aduanas, anunciando logros extraordinarios en la recaudaciones.
Todo ello se iba traduciendo ante los ojos de la población en un panorama extraño y contraproducente, algo así como un gobierno cada vez más rico y poderoso ante una población sumida en las viejas penurias y calamidades.
Así pasaron los mese y al cabo de año y medio, sin que todavía el matrimonio concibiera su primer hijo, comenzaron a llegar los problemas, provocados por aquel primer paquetazo fiscal, que pese a los disfrazados buenos augurios, disparó, entre otros servicios, los precios de la electricidad y el gas de consumo domestico, así como productos básicos de la canasta familiar, que se vieron encarecidos por el cobro del ITBIS y la Comisión Cambiaria, así como por una tasa de cambio del dólar en paulatina rebeldía y el incremento de los combustibles, entre ellos, el gas y gasoil que son los que usan la industria y el transporte de carga que surte el comercio.
A ello, se unía el factor agiotismo y especulación, un fenómeno parecido a la gula y la usura, que ningún gobierno se ha atrevido a enfrentar por temor, quizás, a chocar con sus propios intereses.
El divorcio entre el gobierno y la población comenzó a reflejarse en los resultados de las encuestas, como por ejemplo la Gallup-Hoy, que hablaba de un creciente disgusto poblacional por la situación económica, el incremento del desempleo, los apagones, y la corrupción administrativa.
Según ese mostreo, un 61% de la población argumentaba que la economía estaba mala, mientras otra mayoría la consideraba muy mala, contra un 12.1% que la considera buena y un 25.7% que la consideraba regular.
En el Cibao, que es un bastión electoral, 74 de cada cien dominicanos y dominicanas consideraban la economía mala, y en el Sur, 69 de cada cien.
Las mujeres dominicanas que son las que manejan el presupuesto familiar, consideraban en un 65.5 % que la economía estaba mal, mientras que lo mismo estimaban los hombres en 57.8 %.
En cuanto a la valoración del gobierno, los resultados no parecieron andar en coherencia con los datos precedentes, puesto que el 42.4% de los dominicanos consideraba como positiva la gestión de Fernández en los primeros 12 meses.
Ese porcentaje la valoraba buena y muy buena, mientras que el 29.3% dijo que regular, y sólo el 27.5% le asignaba una puntuación abiertamente negativa.
Hay que recordar que Leonel Fernández, su partido el PLD y sus aliados, ganaron las elecciones con más de un 57 por ciento de los votos emitidos.
LO QUE NOS TRAJO EL NUEVO AÑO DESPUÈS DE LAS NAVIDADES
La llegada de DR-CAFTA-US, mejor conocido como el Tratado de Libre Comercio con Centro América y República Dominicana, obligó al gobierno a introducir al Congreso un nuevo paquete fiscal con la finalidad de obtener los recursos que dejaría de percibir por la entrada en vigencia de dicho acuerdo.
La pieza, enviada por Ejecutivo buscaba captar recursos por unos 940 millones de dólares ( unos 32 mil millones de pesos) pero el Congreso le hizo fuertes modificaciones, por lo que según lo aprobado, el gobierno sólo recaudará 727 millones de dólares en impuestos para compensar lo que se pierda por rebaja de aranceles debido al CAFTA-RD.
Eso significaba 223 millones de dólares menos, lo que a la tasa de cambio actual equivaldrían a más de siete mil millones de pesos.
El proyecto finalmente aprobado, luego de ser observado, devuelto y “felizmente” promulgado por el Presidente Fernández que aceptó las modificaciones iniciales, incluye un aumento del 25% al precio del gasoil y eleva del 25 al 30% el impuesto sobre la renta para los ingresos anuales sobre los unos 27,300 dólares). Además, se contempla el pago del 1.25% de las ventas brutas como anticipo al impuesto sobre la renta de las empresas con ventas mensuales superiores a los 151,000 dólares.
Llegó el nuevo año y el DR-CAFTA-US se quedó en veremos, pero no así las cargas que recibirán los dominicanos en su maltrecha economía fruto del nueva reforma tributaria que ya comenzó a hacer sus estragos con la subida de precio en productos vitales de la canasta hogareña y los vehículos.
CON EL GRITO AL CIELO
En correspondencia con la tradición de que lo que sube no baja y en cambio sigue subiendo de precio, el comercio dominicano comenzó ya a hacer su agosto, aplicando valores por encima a los contemplados en la Reforma, que en algunos casos, según sus clientes, alcanzan hasta el 20 por ciento.
Algunos supermercados se encontraban en un proceso intenso de remarcación de precios, y aunque no se pudo determinar cuáles serían los cambios, según comprobaron periodistas de diferentes medios.
Mientras que clientes de las tiendas de la avenida Duarte consideraron “escandalosos” los aumentos de precios a productos como la pasta dental, jabones y otros artículos que en el marco de la última reforma tributaria fueron gravados con el 16% de ITBIS.
Uno de los clientes entrevistados informó que su penúltima factura ascendió a 2,000 pesos y que este lunes por una compra similar pagó 2,400 pesos. Esto representa un incremento de 20 por ciento.
En términos similares se expresó otro cliente, quien estimó el aumento de su factura del supermercado entre 25% a 30% entre la compra de diciembre y la realizada el dos de enero.
Pese a que en algunos grandes comercios los incrementos de precios se habían concretizado el lunes, en otros, como consecuencia de la confusión acerca de a cuáles productos se le incrementaron los impuestos, estos aumentos aún no se habían llevado a cabo.
En los colmados de los barrios que es donde compra la gente pobre, la situación era aún peor, con gente que se oía con el grito al cielo.
Los incrementos de precios registrados desde el primero de enero contradicen las declaraciones del Gobierno y de los empresarios organizados en el Consejo Nacional de la Empresa Privada, que en el marco de las discusiones sobre el proyecto de la reforma tributaria aseguraban de forma insistente que la ampliación de la base del ITBIS a los bienes básicos no se reflejarían en un incremento en los precios porque estaría acompañada del desmonte del 13% de la comisión cambiaria y de parte de los aranceles, lo que es una exigencia del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y Estados Unidos, DR-CAFTA.
Entre los bienes básicos gravados por primera vez con el 16% del ITBIS se encuentran la pasta dental, las pastas alimenticias, los jabones de lavar y fregar, detergentes, el arenque y el bacalao, la sal de cocina, vinagre, la pasta de tomate, las sopas y los potajes, los pescados importados congelados y los fósforos.
Los vehículos están entre los bienes que comenzaron a sufrir incremento en sus precios, con niveles que en algunos casos llegan a un 17 por ciento en aquellos que deberán obtener su primera matrícula.
La Dirección General de Impuestos Internos ha dicho que los vehículos no deberían encarecerse al estar acompañado este nuevo tributo con la eliminación de un 5% de aranceles y del 13% de la comisión cambiaria. Las casas distribuidoras ya anunciaron sus nuevos niveles de precios para los vehículos de las diferentes marcas.
Mientras que en Bonanza Dominicana se habla de incremento de hasta un 25% para la marca Mitsubischi Lancer 2005, que en la actualidad tiene un precio de 19 mil dólares equivalentes a 660 mil pesos, en Peravia Motors se proyecta, por ejemplo, un incremento de 5% a la marca Skoda Fabia, que en el presente tiene un precio de 16,500 dólares equivalentes a 574 mil pesos.
LO QUE SE ESPERA
Un elemento sintomático de lo que está pasando y lo que se espera pudo haber sido la reacción del secretario general del partido de gobierno, Reinaldo Pared Pérez, quien pidió que se adopten medidas para evitar que se afecte a los más pobres.
“Yo espero que el gobierno, y fundamentalmente el equipo económico, evalúe esa situación y presente alternativas, para que en caso de que así sea, se perjudique lo menos posible a la población”, dijo el vocero peledeìsta.
Sin embargo, todavía ningún vocero oficial de la administración peledeìsta se ha pronunciado sobre la nueva escalada alcista, que de seguro, al igual que la prosperidad que exhiben algunos funcionarios en medio de la crisis, la corrupción denunciada y no combatida y otros males que afectan a la población, se traducen en desgastes progresivos de los gobiernos.
Que después, al cabo de varios meses y otro año, cuando la popularidad del gobierno baje estrepitosamente y el presidente vea palidecer su clamorosa imagen, no se diga que las encuestas son amañadas y arregladas para favorecer ciertos intereses.
Ya lo dice el refrán: “hasta la belleza cansa” y si se trata de los estómagos vacíos no hay maquillajes que valgan, y mucho menos matrimonios que duren.