Nueva York.-La “Biblioteca Carlos Rodríguez” fue reinaugurada en la sede del Comisionado Dominicano de Cultura en Nueva York. El acto abrió con la intervención del escritor Pedro Antonio Valdez, quien narró como surgió la idea de publicar el libro de Carlos Rodríguez El west end bar y otros poemas.
Valdez explicó la importancia que va cobrando la literatura dominicana rumbo a su reconocimiento internacional, y afirmó que así de la importancia de Carlos Rodríguez hay muchos escritores en Dominicana, y que el problema es la promoción, y las publicaciones de sus obras para ser difundidas. Destacó la labor de la Editora Nacional en ese orden.
El evento de Reinauguración de la Biblioteca Carlos Rodríguez incluyó la intervención de familiares de Carlos. Participó su viuda, Carmen Dorilda Sánchez Rodríguez quien leyó algunos pasajes del epílogo que ella escribiera para el libro del autor, al tiempo que se escuchaba el audio de la voz del poeta fallecido, declamando sus propios poemas. Fue un momento emocionante.
El doctor Franklin Gutiérrez, Comisionado, pronunció un discurso en el que destacó a la escritora Miriam Ventura, llamando la atención cuando afirmó: "Todos los grandes proyectos tienen sus promotores y por lo regular, las Bibliotecas siempre tienen una madre y no es porque ella sea mayor de edad… (risas), sino porque la Biblioteca Carlos Rodriguez también se inscribe en esa tradición, Miriam Ventura es la mamá de esta Biblioteca que reinauguramos hoy".
El público ofreció aplausos prolongados a las palabras de Gutiérrez quien además resalto la labor del Consejo Consultivo coordinado por Ventura junto a otros escritores y artistas.
Tuvo palabras finales de remembranzas para el poeta fotógrafa artística Niuka Rodríguez, hermana del poeta, reconocida en el ambiente cultural por el gran apego a su hermano.
Niurka Rodríguez una profesional que labora en la Corte de Familia de Manhattan, sacó tiempo para compartir en los ambientes literarios con el poeta y mantener vivo un archivo de sus fotos y momentos trascendentales del poeta. Las paredes de la Casa de la Cultura estaban repletas de fotos del escritor junto a intelectuales de diversas comunidades durante las décadas de los setenta y ochenta.
Al final, las cámaras de televisión y los medios presentes registraron el momento en que la familia de Carlos Rodríguez, su viuda, y la poeta Ventura se congregaron en el área que ocupa la Biblioteca para develar un cuadro suyo realizado por su hijo, el pintor Vladimir Rodríguez. La mamá de Carlos, doña Carmen Rodríguez, fue quien, haló la cinta que dejó al descubierto el cuadro de su hijo.
Palabras del doctor Franklin Gutiérrez
La existencia de la biblioteca Carlos Rodríguez obedece al esfuerzo realizado por la escritora y periodista Miriam Ventura para honrar la memoria de una de las voces más notables de la literatura dominicana de la diáspora. El proyecto fue concebido e instalado por Ventura con el apoyo de numerosos artistas y trabajadores de la cultura, entre los que sobresalen Mateo Gómez, Manuel Herrera, Nita Adames, Jochi Asiático, Waddy Jáquez y Maité Bonilla, integrantes del Consejo Consultivo de la Casa de la Cultura Dominicana, presidido por ella. Luego de aprobada la propuesta sobre la instalación de la biblioteca, en abril del 2003, el Consejo Consultivo inició una amplia campaña de recolección de libros. Finalmente fue inaugurada en noviembre del 2003 con la presencia del entonces Secretario de Estado de Cultura, Lic. Tony Raful.
Dos razones fundamentales han motivado al Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos a darle continuidad al proyecto iniciado por el Consejo Consultivo, hasta afianzarlo definitivamente. Primero, nuestra convicción de la importancia de mantener viva la memoria del poeta Carlos Rodríguez; y segundo, porque instituciones como éstas tienen el deber cívico y social de poseer una biblioteca donde las comunidades a las que sirven encuentren no solamente alimento espiritual, sino también un espacio donde enriquecer su intelecto.
El inventario recibido por nosotros en agosto del 2004 registra un acervo bibliográfico de 750 libros. Para esta reinauguración hemos doblado esa cantidad; es decir, contamos con 1500 ejemplares. También hemos aumentado y reubicado la estantería y dispuesto un área exclusiva para ésta. Para agilizar el servicio a los usuarios hemos clasificado los libros por género, fichado y debidamente codificado los mismos. En otro orden, hemos colocado un póster de Carlos Rodríguez, cuyo diseño y fotografía fue realizado por Niurka y Vladimir Rodríguez, hermana e hijo del poeta, respectivamente. Una carpeta que contiene material bibliográfico del poeta homenajeado, la cual podrá ser consultada por quienes deseen estudiar su obra, y un marcador de libros alusivo a la figura del poeta, complementan el aspecto físico de la biblioteca.
Hoy que la biblioteca Carlos Rodríguez es una realidad, es grata la ocasión para celebrar el esfuerzo inicial de Miriam Ventura y su equipo, pero también es justo destacar la generosidad de la Editora Nacional, Instituto Tecnológico de Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, Biblioteca Nacional, Editora Amigo del Hogar, Sociedad Dominicana de Bibliófilos y Librería La Trinitaria, quienes donaron gran parte de los libros; de César González de la librería Calíope, quien contribuyó con el transporte de estos desde Santo Domingo hasta Nueva York; de Ramón Núñez, nuestro subdirector, en quien recayó la responsabilidad de organizar la biblioteca y del periodista Juan Cruz Triffolio, por difundir nuestra campaña de recolección de libros.
Vale destacar que además de los libros recibidos de las instituciones y editoras antes citadas, el Comisionado ha adquirido en condición de compra alrededor de 200 títulos sobre historia, literatura, sociología y política dominicana. Nuestra más reciente adquisición es el Diccionario Enciclopédico Dominicano compuesto por 14 volúmenes.
No debo decir “misión cumplida” porque seguiremos vigilantes para que la biblioteca Carlos Rodríguez crezca cada día más. Sin embargo, aprovecho esta oportunidad para instarlos a usar este recurso de aprendizaje que les ofrecemos, y también a convertirse en difusores permanentes del mismo.