Estos tiempos modernos nos hacen añorar esos años en los que creiamos ciegamente en Santa Claus y los Reyes Mayos y nuestro espiritu navideño era renovado año tras año. Hoy recorde una de mis anteriores 30 navidades. Una muy especial. Creo que tenia unos 7 u 8 años. Estaba en un periodo de la vida en donde los pequeños comienzan a sospechar que Santa Claus es en realidad el bolsillo de nuestros padres y los Reyes Magos nuestros queridos tios. Pero bueno, no estaba seguro, sólo sospechaba, y con razón, ese año fui advertido por mi madre, Doña Flora, que la situación no estaba muy buena y que no me hiciera muchas ilusiones porque no tenia mucho tiempo para $alir de compras, si me entienden.
Con esa advertencia llego el 5 de enero. Recuerdo que estaba triste, sabia que al día siguiente todos los niños amigos del barrio estarian jugando con sus juguetes y no queria que llegase el día 6, iba a ser un dia insoportable para mi.
En la noche mi madre estaba en la sala con unas amigas conversando, yo estaba ahi tambien. Me paré y decidí dejar de pensar en el día siguiente e irme a la cama, pero antes fui a tomar agua a la cocina. Pero, algo extraño paso, me fije que la puerta que daba al patio estaba abierta, y senti como que algo o alguien terminaba de salir con suma urgencia. Senti algo de temor, me pare en la puerta y mire hacia el patio y no vi nada anormal, bueno, Minicuchi un perro que tenia en esa época me dio una mirada medio rara y cerré la puerta.
Luego de esto pense en ir a decirle a mi madre lo de la puerta abierta, pero como estaba un tanto enojado con ella (que niño de esa edad no lo estaria) decidi irme directo a la cama. Pero aquí me lleve tremenda sorpresa.
En la cama habian más juguetes que los que habia tenido en los ultimos 2 años juntos, eso creo. No puedo describirles la sensación de alegría que senti, porque sabia que nadie habia pasado para ese cuarto porque le hubiera visto.
Les juro que volvi corriendo a abrir la puerta del patio y mirar hacia cielo a ver si aún alcanzaba a ver a Santa en su Trineo, bueno fue lo único lógico imagine. Si, si si, ya lo se, era un tonto en esa epoca. Ese episodio hizo que renovara mi espiritud navideño y que mantuviera por un año más la duda de si existia o no Santa.
Ah, para los curiosos, casi un año despues descubrí como llegaron esos juguetes a mi cama. Fue todo un plan ideado por mi madre con la ayuda de una vecina. El plan consistia en mantenerme en la sala mientras el esposo de la vecina se volaba una pared para cruzar al patio de mi casa y entrar por la puerta de la cocina previamente dejada medio abierta. El perro de la casa no ladró porque fue un perro que me regaló el mismo vecino y le conocia bien. Pero en el fondo creo que si mi perro Minicuchi hubiera podido hablar me lo hubiera contado porque creo que me lo dijo todo con su mirada.
Engel Sanchez
Colaborador Diario Digital RD