Virginia Occidental.-Los mineros, atrapados desde el lunes, no han logrado establecer contacto con el mundo exterior y, ante los peligrosos niveles de monóxido de carbono, las autoridades temen lo peor. Los rescatistas que intentaban llegar a los 13 mineros atrapados en la mina, en Virginia Occidental, dejaron de lado su actitud cautelosa al fracasar en sus intentos de comunicarse con los hombres y ante evidencias de que el aire seguía siendo sumamente tóxico.
“Estamos convencidos de que con la cooperación de agencias estatales y federales podemos avanzar más rápidamente y con seguridad”, dijo Ben Hatfield, presidente de International Coal Group Inc., la compañía propietaria de la mina. “Creemos que hemos sido demasiado cautelosos hasta ahora”, aseveró.
Hatfield dijo que según las pruebas, los niveles de monóxido de carbono superan de lejos los límites regulatorios federales en la mina Sago, donde los hombres quedaron atrapados tras una explosión el lunes.
El nivel de monóxido de carbono era de 1.300 partes por millón cuando el máximo para sostener vida es 400 partes. “Estamos muy descorazonados por los resultados de este análisis”, dijo Hatfield.
Las cuadrillas abrieron un orificio de unos 20 centímetros e introdujeron una cámara para buscar señales de vida. Golpearon caños y luego hicieron silencio para ver si había alguna reacción en la parte de la mina donde se cree que los hombres están atrapados. “Repitieron este procedimiento varias veces durante 10 minutos, pero no hubo respuesta”, explicó Hatfield.
La búsqueda con la cámara no dio resultados definitivos y no se vieron señales de grandes daños. “No se vieron barricadas ni sobrevivientes”, dijo el directivo.
La explosión, que se produjo el lunes a las 6.40 de la mañana, dejó a los mineros atrapados casi 80 metros bajo la superficie de la mina, situada al noreste de Charleston.
Horas antes, los socorristas habían penetrado casi 2.800 metros en la mina, pero se les ordenó regresar a la superficie antes de que los trepanadores abrieran el orificio.
Las autoridades pensaron que debían salir ante la posibilidad de que la trepanación causara una acumulación de monóxido de carbono que pusiera en peligro sus vidas.
Cuatro compañeros de trabajo trataron de llegar a los mineros atrapados inmediatamente después de la explosión, pero los detuvo el aire contaminado. La explosión destruyó el equipo de comunicaciones de la mina e impidió establecer contacto con los mineros.
Cada minero lleva un sistema individual de purificación de aire que le da unas siete horas de aire respirable, dijo Tim McGee, un trabajador de la mina que se encontraba en la iglesia bautista de Sago.
Centenares de familiares y amigos aguardaban las noticias sobre los mineros.