MEXICO.-A pesar de que su hija le ruegue, le suplique e intente por todos los medios acercarse a su famoso padre, a quien le pide tan siquiera cinco minutos de su tiempo, de su comprensión y amor, pues, como ella misma lo expresó, económicamente nunca le ha hecho falta nada, excepto la presencia de este “Sol” inalcanzable, inatrapable e inaccesible. El ídolo se sigue ocultando detrás de un muro de silencio que, al parecer, nada ni nadie podrá derrumbar.
Con el látigo de su desprecio, de su desapego, de su desamor, de su falta de interés, sigue castigando Luis Miguel a la suplicante Michelle Salas, quien más que ganar el interés que tanto deseaba del ídolo, a raíz de sus declaraciones, se convenció una vez más de que su famoso padre no tiene ni quiere tener nada que ver en su vida
LA DURA VERDAD DE MICHELLE ES LASTIMERA
Por eso, aquellos que conocen de sobra los desplantes de este indominable famoso dicen que, a causa de que Michelle habló de manera franca y abierta de sus carencias emocionales, más que aplaudir su valentía por enfrentarse a sus escasos diecisiete años a su dura verdad de ser la hija de un padre insensible e irresponsable, se convirtió simplemente en “la hija incómoda”, a quien no quiere, ni pela, ni desea tener cerca y menos anhela convivir hoy, mañana ni nunca con ella.
EN BUSCA DEL AMOR DE PADRE
Las duras confesiones de esta bella adolescente hicieron que todo el mundo la volteara a ver, pero no para envidiarla por ser la hija de uno de los hombres más famosos del mundo, pues su situación no es para nada envidiable, sino para compadecerla, pues después de hablar con el corazón en la mano de cuánto necesita que su padre se fije en ella, logró que muchos se compadecieran de sus triste situación, la que ha sufrido a lo largo de toda su existencia
SU PADRE TIENE CORAZÓN DE ACERO
Pero mientras Michelle debido a sus palabras logró más adeptos, las críticas hacia la déspota actitud de su padre no se hicieron esperar, sobre todo de sus seguidoras, quienes se preguntan cómo ese hombre que le canta al amor con tanta devoción puede tener un corazón de acero que nada logra moverle uno sólo de sus sentimientos y menos la súplicas de una adolescente que no es cualquier desconocida, sino su propia hija, quien no le pide que le dé su apellido, ni la nombre la heredera número uno de su cuantiosa fortuna, ni tan siquiera busca un poquito de su FAMA, sino su amor. Él se mantiene ignorándola, como siempre lo hace cuando se ve entre la espada y la pared acerca de un asunto que resulta de su desagrado, como es el caso de su tan comentada paternidad.
NADIE LOGRARÁ MANDAR EN EL CORAZÓN DEL ÍDOLO
En conclusión, Luis Miguel siempre será ese eterno e insensible gran solitario que las súplicas de ninguna mujer lo harán cambiar de opinión, ni siquiera porque ésta sea su propia hija, simplemente porque nadie más que él mismo puede mandar en su ególatra, vanidoso y cambiante corazón, el que nadie, ni siquiera sus muchas amantes, han logrado retener, como para que su hija se lleve ese premio tan codiciado por tantas, pero… ¡tan inalcanzable como su propio dueño! (Tomado de Revista Fama)