Ollanta Humala es ya un personaje que avanza hacia la presidencia de la República en Perú, con el apoyo de Hugo Chevez y Evo Morales en Venezuela y Bolivia, que lo cree revolucionario como ellos, pero la familia del candidato peruano lo acusa de haberse derechizado para alcanzar el lugar que ocupa, incluida su madre, Elena Tasso, que afirma que Ollanta está rodeado de políticos mañosos. Su hermano, Ulises Humala, también aspira a presidente y se afirma como un verdadero izquierdista. La familia Humala es un drama como Perú. Chile.-Elena Tasso anda un poco complicada por estos días porque le ha tocado ver cómo dos de sus siete hijos se enfrentan por el sillón presidencial del Perú. Y es que esta descendiente de italianos es madre de Ollanta, el militar en retiro que se levantó en armas contra Fujimori en el 2000, y del economista Ulises Humala; ambos corren por partidos diferentes hacia el puesto más alto de la nación. Claro que Ollanta va ganando la carrera.
“Me siento preocupada porque creo que es uno el que debe llevar la bandera… pero me estoy dando cuenta de que es por una cuestión ideológica, pues Ollanta se ha girado un poco más a la derecha y Ulises –que representa a Antauro, otro hermano, detenido por un intento de rebelión en la región de Andahuaylas–, mantiene la línea en que se forjaron… No se tuercen esas”, dice Elena, quien contesta el teléfono en Lima.
–¿Y qué cree usted que le pasó a Ollanta?
Mire, cuando los hijos son grandes y tienen más de cuarenta años son dueños de su vida, ¿no? Tienen en cuenta la base moral, ideológica que uno les ha dado, pero ellos verán lo que conviene… Ollanta es un nacionalista peruano como ha dicho su hermano Antauro, o sea que no va a los extremos, no es radical. En cambio, Antauro es nacionalista peruano tawantinsuyano, representa al Perú milenario. A él se le ve como a un radical porque dice las cosas crudamente. Por ejemplo, él diría “es usted gorda”, pero Ollanta diría “estás un poco llenita, tienes que bajar de peso”. Pero ambos aman al Perú.
Elena –esposa de Isaac, el patriarca de los Humala– habla de su hijo preso, como si él fuera el otro candidato. Y es que para ella es claro que Ulises decidió cumplir su deber de hermano mayor y retomar la lucha que Antauro –antiguo aliado de Ollanta– no puede continuar desde la cárcel.
–Como mamá tratará de que sus hijos no peleen… ¿Qué les aconseja?
Yo les digo que tomen los consejos como en Grecia, donde vive el consejo de ancianos… los ancianos, por experiencia, pueden ver mejor los problemas. Por ejemplo, yo le he dicho a Ollanta que hay gente que no le conviene. Ahora se le están metiendo viejos políticos y esos siempre son mañosos. Y la gente de Perú no quiere a los tradicionales, quiere gente nueva.
–Entonces puede jugarle en contra aliarse con esos políticos.
Es que hay como una avalancha. Aunque hablen mal de Ollanta, la gente lo quiere igual. Lo conocen porque el hermano le ha hecho la propaganda. Antauro ha ido por todo el país diciendo que el candidato es Ollanta. Entonces, para la gente, Ollanta es como un mito, él es el elegido.
–¿Qué le parece que se hayan separado las opciones de sus hijos, que antes eran tan unidos?
Respeto sus puntos de vista. Claro que me hubiera gustado que estuvieran juntos, aunque en realidad la separación es sólo ideológica. Es decir, supongamos que uno va a segunda vuelta, el otro tiene que ayudar pues. Lógico.
–¿Cómo fue criar a 7 hijos en el nacionalismo?
Mire, nosotros siempre fuimos muy nacionalistas. Usted verá que todos los nombres no son extranjeros…
–¿Y Ulises?
Menos Ulises, ja. Es que en esa época nos gustaba mucho leer a los griegos. Y también nos apasionaba la cultura rusa, por eso la mayor de mis hijas se llama Ivoska. Y además, están Ollanta, Antauro, Katia Cusy Coillor, Ima Súmac… Ah, y me olvidé de uno que no es muy político: Pachacútec. Pero le voy a decir que la satisfacción nuestra es que todos están preparados para gobernar.
-¿Cómo los crió? Supongo que los hacía leer mucho.
Por supuesto. Todos los sábados tenían que exponer una lectura. Lo llamábamos sesión almuerzo y de acuerdo a la edad se les iba dando de leer. Les enseñamos a comprender, a diferenciar los temas principales de los secundarios.
–¿Eran buenos para jugar?
Eran deportistas. Nos gustaba mucho la educación espartana. Nosotros siempre los preparamos desde pequeños a trepar cerros. Les decíamos: “en caso de que haya una guerra ustedes tienen que saber con qué plantas pueden mitigar la sed en el desierto”. También los hemos preparado desde pequeños para caminatas y para andar a caballo.
–¿A hombres y mujeres?
A todos.