Santiago, Chile.-El músico explica sus razones para estar fuera de La Ley: ser un actor consagrado. hace de cura en "La mujer de mi hermano", de santero en "Borderland". E incluso de filósofo en "Una vez más", que comienza a rodar en marzo. apadrinado por la misma agencia de queen latifah, Beto Cuevas apuesta a su rol más difícil: no ser Beto Cuevas. Ernesto Garratt Viñes.
Puede ser una casualidad, pero el concepto "actor" parece estar marcando el camino de Beto Cuevas. A inicios de semana, el vocalista en receso de La Ley estaba de vacaciones en Carmel, San Francisco. Manejando su auto por esta hermosa localidad, es imposible no pensar en los días en que Clint Eastwood fue alcalde de este destino turístico. Cuando el actor regía los destinos de los carmelinos. "Bonito el legado de Harry el sucio, es precioso acá", dice Beto Cuevas por celular. Está al volante, junto a su mujer, Estela Mora, e hijos, paseando mientras conversa sobre su más difícil rol: ser actor y regir desde esa dirección un nuevo e incierto destino. El suyo como intérprete delante de las cámaras de cine.
Beto Cuevas, convertido de este modo en colega en ciernes de Eastwood y una constelación de astros de variopinta luz e intensidad, conduce ahora por un rumbo impensado hace unos meses, cuando era el frontman, vocalista y compositor de La Ley. Antes del quiebre del grupo en febrero de 2005. "La verdad siempre quise ser actor. Era un deseo fuerte que tenía incluso antes de volver a Chile e integrarme a la banda", cuenta Cuevas acerca de remotísimos días. Cuando era un chico y crecía entre Canadá y Venezuela debido al autoexilio de su familia. Pero de regreso en Chile, la música dominó el camino. Y hubo algo de actuación, pero fue sobre los escenarios. Haciendo de rock star durante 15 años. De estrella. Del carilindo vocalista de La Ley.
Ahora, con barba de varios días, pelo mesiánicamente largo y haciendo una estricta dieta con el objetivo de bajar siete kilos, Beto Cuevas, de 39 años, juega a cambiar su imagen. A ser otro. "Parezco el nuevo integrante de Illapu", comenta y lanza risotadas al otro lado de la línea. Ya cambió en algo su apariencia en su publicitado y breve papel como un cura en "La mujer de mi hermano", su debut en el cine. Un filme que se estrena el 12 de enero y que lo debería tener por estos días en Chile, promocionando la historia basada en la novela de Jaime Bayly acerca de infidelidades varias.
– ¿Te parece bien que la cinta sea para mayores de 18 años?
"Creo que está bien que sea una película para mayores de 18 años. Porque abarca un tema que tiene que ver con la sexualidad. Con el hecho de que sea Jaime Bayly se puede imaginar el tenor de la historia. Pero esto es ficción y es algo que, a mi gusto, sucede en el doble estándar latifundista de nuestra sociedad latinoamericana".
Su personaje eclesiástico lo obligó a cambiar de apariencia. Y eso le gusta. "Quiero el riesgo. No quiero jugar seguro y hacer de líder de una banda, por ejemplo. Hay que hacer cosas diferentes". Y vaya que sí son distintos entre sí estos primeros pasos en el cine: de cura, el chileno saltará al rol de villano en "Borderland", producida por Lions Gate, y su primer filme hollywoodense, que se estrena en abril y en donde encarna a un santero narcotraficante de Baja California. "Hay harto gore, o sea, efectos sangrientos, en ese filme. Fue intenso ese papel", señala.
Y ahora prepara su primer protagónico. En el filme "Una vez más", del mismo equipo de "La mujer de mi hermano" y que se filmará en marzo en México y Los Angeles, será un profesor de filosofía con una vida nada de fácil. Con él actuará Lumi Cavazos, la actriz de "Como agua para chocolate". "Mi personaje tiene un hijo autista, su mujer se siente frustrada y, por si fuera poco, el profesor se enamora de una mujer más joven". Es por causa de este rol que Beto se ve barbón y hippiento. "No quiero lograr los mejores ángulos para verme como un Adonis", dice.
– ¿O sea que estás dispuesto a afearte, Beto?
"Parte de la gracia de este oficio es que uno juega a abandonar el ego propio. Pero no es afearse. Creo que este personaje es más flaco que yo, tiene unos siete kilos menos (por eso la dieta), es mas huesudo y no tiene tiempo para disfrutar un plato de comida porque piensa mucho. Mucho".
Y Beto ha estado pensando y actuando mucho en estos meses para encaminar su nuevo destino. Asentado en Los Angeles, California, ya tiene un agente que le consigue entrevistas y casting. "La Estelita me sigue apoyando, pero creo que es mejor separar las cosas", detalla Beto y su itinerario lo ha tenido cultivando el físico (ejercicios cardiovasculares) y dando lecturas y pruebas de cámaras para diversas producciones. "Lo bueno es que mi agencia, la UTA (United Talent Agency), se especializa en músicos que se convierten en actores, como Queen Latifah".
Pero el hombre tiene sus límites. "Me ofrecieron papeles fuertes, de pedófilo, por ejemplo, y la verdad es que no me atraen esa clase de roles. No tengo nada contra actores que aceptan esos trabajos, pero no es la imagen que quiero proyectar". Beto quiere reflejar otras cosas: entre ellas, obviamente, que tiene talento.
– ¿Cómo calificas tu actuación: es un pecado o te ganas el cielo?
"Mira, creo que lo hice bien. Me gusta sobre todo actuar. No sé si disfruto tanto viéndome. A mí nunca me gustó mucho verme en un video de La Ley. Lo que más me fascina es escuchar el ruido de la cámara rodar y sentir esa magia que se convierte en realidad. Pero yo verme… No. Soy muy autocrítico. Pero al Jorge González, que está viviendo en México, le gustó mucho mi papel en 'La mujer…"'.
– ¿Cuáles son tus desafíos siendo un actor no profesional?
"Descubrir mi propio potencial para interpretar diversos personajes. Tengo mucha naturalidad. Quizá no tenga la escuela de una persona que va a la universidad y que tiene el oficio. Pero mi naturalidad sirve para el cine. Siempre me gustó, y esa misma naturalidad y teatralidad la utilicé a través de mi personaje de cantante, en el escenario del rock. Quiero descubrirme más a fondo para ser mejor instrumento de interpretación para los roles que vaya a encarnar".
Beto sigue manejando por los paisajes de Carmel. El viento suena al otro lado del celular y el chileno tiene el volante es sus manos. "Claro, esto puede ser una metáfora. Ahora manejo mi camino. Una gran diferencia con el trabajo del grupo", compara. "Como solista puedo manejar mis tiempos, embarcarme en un filme y poner la música en pausa sin tener que dejar a nadie esperando. Me parecía injusto para los demás que estaban en este barco. Quería más libertad para tomar otros caminos".
"Soy independiente, mucho más", remacha, pero aclara que no descarta su carrera musical. "Después del rodaje de 'Una vez más' me dedicaré a mi disco solista". Dice que aún no tiene claro el estilo ni el nombre. Ni siquiera sabe si seguirá colaborando con su habitual productor, Humberto Gatica. "Es un terreno donde todo puede pasar".
No hay un solo camino, sino que varios en la ruta. Ése es el mapa que sigue Beto Cuevas a punto de entrar en los 40. Cine, música e incluso pintura. "Pronto voy a hacer una exposición con mis dibujos y telas. Me gusta reinventarme. Por ejemplo, en La Ley nos arriesgábamos dentro de nuestro estilo. Nunca nos casamos con una fórmula. Y por eso hicimos discos como 'Invisible', que fue exitoso, y después pasamos a 'Vértigo', que era oscuro. Y después hicimos un 'Unplugged', y si tú agarras estos tres discos como hitos no pareciera que fuera el mismo grupo. A no ser por la voz, que es el elemento en común que tienen".
– ¿Crees que hubo un riesgo al irte de La Ley?
"Yo creo que no hay nada seguro nunca. Con La Ley podíamos hacer giras con los grandes éxitos. Pero hacerlo sin un desafío, un disco nuevo, algo nuevo que contar, se torna aburrido. Y no es que yo me haya aburrido de La Ley. Pero presentía que si seguíamos haciendo lo mismo, podía llegar a agarrarle monos a esto y no gustarme más. Y me parece que eso podía haber sido el final de La Ley. Y realmente la idea de retomar un receso es abrirnos a la posibilidad de hacer otras cosas. Yo, particularmente, siento que soy más que el cantante y compositor de La Ley. Eso es parte de mi personalidad, pero no es todo".
– ¿Te has juntado con los otros integrantes en fiestas de fin de año?
"Solamente con Mauricio (Claveria). A Pedro (Frugone), la última vez que lo vi fue en los Grammys cuando tocamos por última vez, los últimos cuatro minutos y medio de La Ley. Me enteré que estuvo en Chile en un encuentro de músicos que viven en el extranjero, que parece que estaba mostrando su música nueva, y a Mauricio sí lo vi antes de Navidad. En Los Angeles. Pasó a la casa y nos tomamos unos tequilitas. La pasamos muy bien, incluso tocamos en el nuevo estudio que hice en la casa".
– ¿Y echas de menos el estilo de vida de La Ley?
"A veces. Fíjate que ayer estábamos en el auto, recorriendo Carmel, y el pololo de mi hija puso el disco 'Invisible" y comencé a escuchar 'Animal' y le dije que lo sacara antes que terminara. Que no quería escucharlo, porque si bien es un disco que me encanta, me traía de vuelta al pasado. Y no quiero vivir en el pasado. Quiero vivir con mi concentración en el presente, quiero estar viviendo el presente completamente. Tampoco quiero estar con la boca abierta pensando en lo que va a pasar en el futuro, pero creo que el éxito del futuro radica en la tensión que uno tenga en el presente, y eso es lo que quiero hacer. Y escuchar un disco como 'Invisible', aunque sea por un momento, me hace retroceder y no quiero hacer eso. Y quiero comenzar a escuchar discos del pasado cuando a lo mejor llegue el momento en que realmente me venga una nostalgia y quiera realmente estar con La Ley. Pero por el momento estoy muy bien así".