LOS ANGELES, EEUU. La estadounidense Marion Jones, quien conquistó cinco medallas olímpicas en el atletismo de los Juegos de Sydney 2002 pero luego quedó salpicada por la sospecha de dóping, hoy afronta juicios y vende pertenencias para sobrevivir. Así lo confesaron amigos, quienes contaron que "sus ingresos ya no son los de antes y está vendiendo pertenencias para mantener su estilo de vida".
La atleta jamás dio positivo, pero la oprime la presunción de haber usado sustancias dopantes del laboratorio Balco para estampar sus formidables registros. Jones demandó a su ex marido, Charles Hunter, y a Victor Conte, dueño de Balco, quienes la acusaron ante los tribunales de usar sustancias prohibidas en su preparación.
Su situación es decadente. Jones sólo pudo correr en Hengelo, Holanda, en 2005, el único mitin atlético en el que logró romper el boicot europeo. Se separó del atleta Tim Montgomery, otro que quedó salpicado y sancionado por el escándalo Balco, y anunció su retiro.
Los ingresos de Jones cayeron abruptamente, cuando hasta no hace mucho cobraba 70 mil dólares por carrera. Además, le cuesta encontrar entrenador. Hoy se entrena por correo electrónico con Steve Riddick, porque Bob Kersee la rechazó.