Lo planteado por el presidente Leonel Fernández en relación a la posición que debe mantener el país frente al drama haitiano es lo que podría considerarse como un dilema para la nación.
Decía el mandatario, que República Dominicana debe de ser firme en su política migratoria ante nuestros vecinos, sin que dejemos de ser solidarios con la situación que Haití padece.
Y ese es el dilema ¿De que otra forma seríamos solidarios con Haití que no sea admitiendo el flujo migratorio que a diario recibimos?
En realidad, el país ha sido solidario con Haití. Se permite que millares de inmigrantes de esa nación ingresen a trabajar a territorio dominicano.
Nuestros gobernantes, incluyendo el presidente Fernández, han expresado en organismos internacionales esa solidaridad cuando han planteado la necesidad de que se acuda en auxilio de esa nación.
En los foros internacionales se ha explicado que República Dominicana no puede cargar sola con la calamidad haitiana y, por tanto, se requiere de la solidaridad internacional.
Voces nacionales han reclamado a los países poderosos que asuman más responsabilidad con Haití.
Pero para los haitianos nada de eso es más pronta solución que cruzar la frontera de un país más desarrollado que el suyo en busca de trabajo, como es el caso nuestro.
Nuestra economía (construcción, turismo y agricultura) atrae a los haitianos. Como se sabe en busca de mayor rentabilidad esta anda en busca de mano de obra barata. De modo que no solo ellos quieren venir, sino que existe una economía que los llama.
Y ese es un elemento del dilema nacional planteado por el presidente Fernández. La migración haitiana no solo ocurre porque aquellos quieren venir a invadirnos, sino que de este lado hay una economía que se fortalece cuando ocurre esa invasión.
Es cierto que los que piden en las calles ofrecen un mal aspecto de nuestro desarrollo económico, sumados a los mendigos nacionales. Pero en cambio, los que por su condición de ilegales cobran por jornada menos de lo que establecen las leyes, sirven para alimentar el desarrollo de la economía dominicana.
De todo modo, la advertencia de que por el camino que vamos podríamos caer en la “balcanización” del país, es un atinado llamado a la conciencia nacional para que reflexione sobre el compromiso que tenemos con el futuro de esta nación.
Ahora bien, lo que manda el llamado del presidente Fernández es a un riguroso control de la migración a nuestro país. Se debe documental como extranjero a todo aquel que resida en terrotorio nacional.
Se debe hacer cumplir estrictamente la ley de Migración y de Trabajo. Los organismos del Estado deben funcionar en ese sentido y por ahí comenzariamos a resolver parte del problema.
Hay que insistir en la política de disminuir las "mafias" en la frontera, en la que evidentemente participan autoridades de ambos lados, incluyendo militares, como lo comprueba el más reciente caso, el de la tragedia de los 25 hatianos que murieron afixiados en un furgón.
Las consecuencias de esa migración tiene que ser de la reflexión de los empresarios, pues si ellos siguen contratando haitianos sin documentos, sin que las autoridades hagan nada, serán los responsables junto al Estado de que pueda ocurrir esa "balcanización" sobre la que advierte el presidente Fernández.
Veremos el proximo capítulo de este drama