La implementación del tratado de libre comercio RD-CAFTA le limitará la posibilidad de competir a las empresas locales, causando retraso económico e inestabilidad política en el país Cuando el Dr. Guarocuya Féliz, Director de la Oficina Nacional de Planificación, dice que el implemento del tratado de libre comercio RD-CAFTA no será posible por razones de preparación, yo no me sorprendo.
Antes que todo, está bien establecido que las inversiones internacionales causan retraso económico al igual que inestabilidad política, lo suficiente para dar raíz al apoyo al regionismo y la autarquía que vemos hoy en Latinoamérica.
El Dr. Robert Gilpin, profesor de la Universidad de Princeton, ha manifestado en sus estudios, que, bajo el manto de la llamada globalización, tratados de libre comercio indiscutiblemente han desfavorecido a los países en desarrollo.
Apoyando esta opinión, estudios recientes llevado a cabo por organizaciones protectoras de inmigrantes, entre ellas CARECEN, The Guatemalan Information Agency y Casa Mary Johana, confirman el impacto negativo que tratados de libre comercio tie- nen en los países en desarrollo aludiendo a la disparidad de poder que existe entre las grandes y pequeñas empresas.
RETRASO ECONÓMICO.
Con su poder en el mercado nacional y las garantías que le ofrecen los gobiernos a sus inversiones, las empresas extranjeras se apoderan del ambiente económico de los países en desarrollo.
En el caso específico del tratado RD-CAFTA, estas garantías, expresas en la Sección 10 que protege el interés del inversionista, se concibieron para asegurar la igualdad entre los inversionistas extranjeros y las empresas locales.
Esta sección es la más controversial del acuerdo. Congresistas estadounidenses, republicanos y demócratas por igual, definieron su ratificación como un gesto que perpetuará la existencia de una “mala regulación”.
“El tratado RD-CAFTA significa un retraso paro los trabajadores de Centroamérica”, dijo la líder congresista Nancy Pelosi.
Pero hay otras implicaciones en la Sección 10. Con el pretexto de proteger el interés del inversionista, las empresas extranjeras inclinan la escala del poder a su favor, dificultando así la posibilidad de legítima competencia.
Es que la Sección 10 de RD-CAF TA es idéntica a la Sección 11 de NAFTA, y esta última fue una pesadilla que le dejó a México, en solo diez años, un déficit que hoy supera los $45 billones de dólares.
El economista John Nichols, editor de The Capital Times, la evaluó así. “El propósito de RD-CAFTA es ha- cer a las grandes corporaciones, no a los trabajadores de Centroamérica, ricos”.
En el sentido jurídico, el Lic. Jorge Covarrubia Bravo, en su opinión de desacuerdo en el caso Feldman v. México —el caso más importante que ha surgido de la sección que protege el interés del inversionista en el tratado NAFTA— expresa que, en sus méritos, Feldman (y yo agregaría al caso Metalclad v. México también) vulneró más a México y su habilidad de competir contra países desarrollados como Canadá y Estados Unidos.
Según la economista Stephanie Weinberg, asesora internacional de Oxfam, “El tratado RD-CAFTA instituirá una competencia desnivelada”.
Implícito también en la decisión del caso Feldman está la posibilidad de que inversionistas extranjeros puedan recibir asistencia de sus gobiernos, estas usualmente en forma de subsidios, mientras que le prohibe a las empresas locales recibir ayuda para competir en el plano nacional. “Estos nuevos derechos de las empresas internacionales perjudicarán a los trabajadores”, dice el analista Tom Ricker, director de The Quixote Center.
Lamentablemente, el análisis del caso Feldman trasciende los límites de este espacio. Solo cabe decir que su veredicto dará el fermento necesario para decidir los casos futuros bajo la Sección 10 de RD-CAFTA. Y reitero que estas decisiones han probado ser perjudiciales para los países en desarrollo.
LA INESTABILIDAD POLÍTICA.
A medida en que crece su poder en el mercado nacional, las inversiones internacionales causan necesariamente dos problemas: la debilitación de la democracia y la desaparición de la clase media.
La debilitación de la democracia en el país es obvia en la misma manera en que se decidió entrar en el tratado RD-CAFTA. Según organizaciones de estadísticas como Angus-Reid Global Scan, casi el 70% de la población dominicana se oponía al tratado antes de ser ratificado.
Sin embargo, el Presidente y el Congreso procedieron a certificarlo sin tomar en cuenta la opinión pública. El voto fue de 118 a 4, que es una clara desobediencia a la democracia en todos sus significados.
Por otro lado, la desaparición de la clase media, que será paulatina, está aún por verse en el país. Si juzgamos por la experiencia de México en el tratado NAFTA, hay razón para preocuparse. Entre 1993 y 1999, los sueldos del trabajador en México bajaron en un 18%.
Según las declaraciones del Senador estadounidense, Kent Conrad, en las audiencias que precedieron a la aprobación de RD-CAFTA —que pasó con diferencia de solo 2 votos, 217 a 215— a causa de NAFTA la distancia entre ricos y pobres en México se ha hecho insuperable, ya que el rico se hace más rico y el pobre más pobre.
Confirmando un temor mío, el economista Alan Tonelson, del U.S. Business and Industry Council Edu- cational Foundation, nota que tratados de libre comercio como RD-CAFTA “debilitan la estabilidad política” de los países en desarrollo.
De modo que, en vista al desprestigio de los partidos políticos tradicionales y a la manera en que los gobernantes continúan ignorando el sentir público, el temor se está haciendo realidad.
Pero hay un aire de aliento en todo esto, y es que la decisión del gobierno de postergar el tratado RD-CAFTA no fue una ocurrencia novedosa, sino más bien una confesión de los problemas implícitos en el mismo tratado.
Al final, se implemente el tratado o no, la historia decidirá quién estaba correcto.
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Vladimir García es Director Ejecutivo de PhilosophyKids, Inc. Es graduado de la Universidad Columbia y cuenta con estudios de postgrado en Leyes Internacionales y una Maestría en Filosofía de la Universidad Saint John’s en Nueva York.