La Habana/EFE — Apenas unas semanas después de estrenar el año de la “revolución energética”, Fidel Castro le ha declarado la guerra a los “apagones” y ha prometido revolucionar el obsoleto sistema eléctrico cubano para mejorar el servicio y ahorrar energía.
“A más tardar el Primero de Mayo, día glorioso de los trabajadores, el ciento por ciento de los núcleos cubanos que reciben electricidad, más del 95 % total de la población, no estarán consumiendo queroseno o gas licuado”, afirmó ayer el presidente cubano durante un acto en Pinar del Río, unos 150 kilómetros al oeste de La Habana.
Castro fijaba así una fecha para la sustitución de los viejos métodos de generación eléctrica por modernos grupos electrógenos, más de 4,000 en todo el país, que permitirán garantizar el suministro y ahorrar unos mil millones de dólares al año.
La revolución energética, explicó ante altos cargos de su Gobierno, del Partido Comunista y cientos de simpatizantes, permitirá “un considerable ahorro del país en divisas convertibles" y “sin las odiosas molestias que en todos los sentidos ocasionan los apagones frecuentes e inesperados de un sistema y una concepción anacrónicos de suministros eléctricos".
“Habrá un antes y un después de la revolución energética de Cuba”, dijo Castro en su discurso, coincidiendo con el 47 aniversario de su entrada en Pinar del Río al frente de sus fuerzas tras el triunfo de la revolución.
“Pinar del Río no volverá a conocer ya los apagones”, aseguró, antes de apuntar que esta nueva revolución llegará en breve a otras provincias de la isla, como La Habana.
Para completar el plan, Castro cuenta con equipos de generación “más eficientes y seguros” y con la rehabilitación de las redes anticuadas e ineficientes “que afectaban el costo y la efectividad del fluido eléctrico".
Todo ello con los “recursos mínimos necesarios para una mejor disponibilidad de las plantas del sistema electroenergético” y acompañado de un “programa intensivo de investigación y desarrollo del uso de la energía eólica y solar".
En conjunto, el plan permitirá al país disponer de un 60 % de energía por encima de los 2,940,000 kilovatios/hora que produce la red actual de termoeléctricas, que en su mayoría cuentan con tecnología obsoleta procedente del desaparecido bloque soviético.
“El país no construirá más termoeléctricas, eso ya es historia, construirá solamente plantas con gas, con ciclo combinado u otro medio altamente económico”, aseguró Castro, que avanzó que está prevista la puesta en marcha de grupos electrógenos de energía eólica en diversas zonas de la isla.
“Concluido este programa, en el que se trabaja intensivamente, el país ahorrará mil millones de dólares al año”, pronosticó el presidente, volcado desde hace meses en una intensa campaña de ahorro energético.
La campaña abarca desde la renovación de la red eléctrica a la sustitución de las bombillas incandescentes por ahorradoras, sin olvidarse de los viejos ventiladores, los televisores, las antiguas juntas de frigoríficos y la venta, a precios subvencionados, de las populares ollas arroceras.