Hace algunos días en una reunión de amigos, escuche un frase que me llamó poderosamente la atención, y era la siguiente “ Necesitamos una Alianza”, la misma se quedó dando vueltas en mi cabeza, y sin poder decir nada sólo atiné a escuchar, lo que una de mis amigas proponía.
Mi amiga utópica al fin señalaba que en el país se necesita una alianza, pero no una de esas alianzas que se discuten a lo interno de los partidos políticos, sino mas bien, una alianza donde no sean negociados cargos congresuales y municipales, sino lo que mejor convenga a la nación.
Desde los inicios de esta joven república, siempre se ha dicho que se hace necesario que se antepongan los intereses de la nación, por encima de intereses particulares, pero este enunciado sólo ha quedado en los papeles y discursos de nuestros políticos; hoy resulta imprescindible el discutir con cuántos diputados o con cuantos senadores se quedará la organización que lidera Juan o Pedro, al término de las próximas elecciones de medio término.
Una muestra de lo anteriormente dicho se sustenta, en que tanto el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) como el Reformista Social Cristiano (PRSC), primeros en anunciar alianza, no han podido concretar la misma ya que los intereses internos de ambos se ven afectados, esto así contrasta con los verdaderos intereses del país.
Necesitamos una alianza donde los políticos se pongan de acuerdo pero no para enumerar con cuántos senadores o diputados se quedará el partido blanco, el morado o el colorado al final de los comicios congresuales y municipales, sino más bien, una alianza con el pueblo donde ellos se comprometan con los de abajo, donde les garanticen que trabajarán de la mano con los pobres, y les den el alivio de que se esforzarán por satisfacer sus necesidades básicas.
Una alianza donde los pobres que son la mayoría, y los que acuden en masas a ejercer el único derecho que tienen en esta República, ejercer el derecho al “ voto”, salgan beneficiados y no como siempre sucede en la mayoría de los casos perjudicados por los mismos políticos, que los toman como Carne de Cañón, como siempre pasa en cada proceso electoral.
Se hace necesario una alianza donde los más pobres sean colocados en primer término como únicos beneficiarios y garantes solidarios de una alianza donde les sean garantizados los servicios de salud, educación, seguridad ciudadana, pero sobre todo un derecho primordial, el derecho a la vida.