LA PAZ – Los pueblos originarios de Bolivia festejaron el sábado la llegada al poder de su líder, Evo Morales, el primer presidente indígena del país, al que recibieron con ritos tradicionales y una multitudinaria fiesta en el milenario pueblo de Tiwanaku. Decenas de miles de indígenas aymaras, quechuas, guaraníes y de otros pueblos desafiaron la lluvia, el frío y el viento para saludar a Evo, un aymara que en la ceremonia agradeció a la madre Tierra su victoria y recibió un bastón de mando con la cabeza de un cóndor, segun repotan agencias de prensa
Morales fue recibido por cuatro sacerdotes andinos que realizaron un ritual de limpieza espiritual y energización del mandatario, que vestía un manto rojo y un colorido sombrero de cuatro puntas.
"Hoy día comienza el nuevo año para los pueblos originarios del mundo, una nueva vida que buscamos igualdad, justicia, una nueva era", dijo Morales durante la extensa ceremonia.
"Sólo con la fuerza del pueblo vamos a acabar con el estado colonial y el modelo neoliberal (…) Esta lucha no se para, esta lucha no termina, en el mundo gobiernan los ricos o gobiernan los pobres. Tenemos (…) la obligación y la tarea de crear conciencia en el mundo entero para que las mayorías nacionales, los pobres del mundo conduzcan su país", dijo.
Evo eligió para el rito las monumentales ruinas de Tiwanaku, a 70 kilómetros de La Paz y a más de 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, dado que allí, antes de las elecciones, él había pedido el 50 por ciento más uno de los votos y se comprometió a regresar a agradecer la victoria.
"Lo que estamos viviendo ahora es algo que no podíamos ni imaginar hace unos años", dijo Waldo Wilcarani, director de la banda indígena y real imperial de la ciudad de Oruro, en la que Morales fue trompetista en su juventud.
NUEVA HISTORIA PARA BOLIVIA
Morales asumirá formalmente la presidencia el domingo, con la promesa de escribir una nueva historia de progreso y estabilidad para el país más pobre de Sudamérica, de mayoría indígena, que desde hace cinco años vive atrapado en una serie de crisis políticas y violentas revueltas.
"Evo no nos va a traicionar porque es uno de los nuestros y porque es el único que tiene ahora doble autoridad", dijo el jilakata, o jefe comunitario de la provincia Omasuyos de La Paz, Juan Quino, que encabezó a casi un millar de campesinos.
Jefes comunitarios aymaras, vestidos con llamativos ponchos rojos que simbolizan su autoridad, se destacaron en la reunión.
En medio de un bosque de banderas bolivianas, se alzaron multicolores wiphalas (bandera de los pueblos indígenas de América) y las banderas azules que el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo, popularizó en la campaña electoral.
Grupos autóctonos tocaron instrumentos de viento esperando la ceremonia, que incluyó ritos en las ruinas y en las afueras del pueblo y una fiesta popular en la plaza.
Genaro Mamani, dirigente vecinal de El Alto, dijo estar "orgulloso porque ahora tenemos la oportunidad de administrarnos nosotros mismos, ése es el cambio".
Más de dos siglos después, los pueblos indígenas sienten que se está haciendo realidad el grito de Tupac Katari, el legendario líder aymara, que en 1781 dijo a los colonizadores que lo capturaron: "A mí sólo me mataréis, pero mañana volveré y seré millones".