LA PAZ – Evo Morales culminó el domingo su agitada carrera política al convertirse en el primer presidente indígena de Bolivia, con un apoyo interno y externo sin precedentes y en medio de una multitudinaria fiesta en las calles de la ciudad.
Morales, vestido con una chaqueta negra con el borde adornado por un tejido de sobrios colores, pantalón oscuro y camisa blanca sin corbata, recibió la banda presidencial y una histórica medalla dorada en medio de una gran ovación y con los ojos vidriosos por la emoción.
El líder cocalero, al que Alvaro García acompañará en la vicepresidencia, llegó al poder con una abrumadora mayoría en las elecciones de diciembre, y tiene como desafío estabilizar un país que vivió cinco años sumergido en una constante crisis política y violentas revueltas populares.
La llegada de Morales al poder fue calificada de histórica por líderes de todo el mundo dado que permite a Bolivia, con población mayoritaria indígena, ser gobernada por uno de los suyos.
El recién investido presidente, aseguró que el modelo neoliberal "no va" para Bolivia, como lo demuestran tantos años de corrupción y pobreza, señalando que "duele" ver que, teniendo Bolivia tantos recursos naturales, muchos de sus compatriotras tienen que dejar el país para trabajar fuera en trabajos precarios.
Así lo manifestó el nuevo mandatario en la sede del Congreso de su país, donde en estos momentos pronuncia su primer discurso como presidente de Bolivia ante un total de 12 presidentes de todo el mundo y ante un millar de periodistas de todo el mundo.
Aseguró que, para que haya seguridad jurídica para las empresas con inversiones en el país, tiene que haber antes "seguridad social" que resuelva los problemas sociales que tienen los bolivianos y así terminen las protestas en las calles.
"Todos apostamos por que haya seguridad jurídica, pero antes debe haber seguridad social" para resolver los problemas sociales de los bolivianos y que así no haya más protestas sociales, manifestó el líder aymara en su primer discurso como mandatario del país, pronunciado en el Congreso ante 12 presidentes y cerca de un millar de periodistas de todo el mundo.
El líder cocalero llega al Palacio Quemado -sede del Gobierno- con un 74% de popularidad, sin precedentes en un presidente designado en elecciones populares, las cuales ganó con un aplastante 54% el pasado 18 de diciembre.
La investidura de Morales, el presidente número 66 de Bolivia, se celebra en presencia de 10 jefes de Estado de América Latina, uno de Europa, el heredero de la corona española Felipe de Borbón, el subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos, Thomas Shannon, y otras delegaciones de medio centenar de países.
Tras ser juramentado y poco antes de iniciar su discurso, Morales pidió un minuto de silencio por las víctimas de las luchas sociales que libró el movimiento campesino e indígena en los últimos 15 años. También incluyó en su homenaje al médico argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara.
"Gloria a los mártires por la liberación", gritó Morales, en medio de los sonidos emanados por el 'pututu', un cuerno de vaca que usan los grupos autóctonos en sus fiestas y ceremonias.
Antes de la juramentación de Morales, el flamante vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, planteó la construcción de un Estado fuerte y solidario, con una mayor participación en la economía del país.
García, que detenta también el rango de presidente del Congreso, llamó a "construir un Estado fuerte en economía para que no sea el mercado quien asigne recursos" para que sea el "Estado que proteja a todos, a los más vulnerables, que son la mayoría del país".
Por su parte, Rodríguez emitió un discurso de entrega de mando en el que valoró especialmente los acercamientos con su par chileno Ricardo Lagos, presente en el acto de traspaso de poderes.
"Quiero destacar la voluntad del presidente de Chile, Ricardo Lagos, en el propósito de forjar una relación de confianza en la que los intereses recíprocos contribuyan no sólo a acercar a nuestros pueblos sino también a solucionar nuestras antiguas diferencias", dijo Rodríguez.
Tras el acto solemne, el nuevo presidente caminará hacia el Palacio Quemado -frente al Congreso-, y flanqueado por una guardia de mineros y campesinos caminará hacia la Plaza de los Héroes, donde emitirá desde una tribuna un mensaje a la población, tras lo que iniciará una gran fiesta popular.
Morales asume la Presidencia de una nación de 9,3 millones de habitantes, más de la mitad de ellos indígenas, en medio de una monumental expectativa en su país y en el exterior.
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