Nuestro país anunció que estableció relaciones diplomáticas y comerciales con la República Sudafricana (Republiek Vansuid-Afrika, Republic of South África) y que pronto se abriría nuestra sede diplomática y consular en ese dinámico y pujante país del extremo sur del continente. Este aviso promisorio habla en firme de los rumbos de nuestras relaciones exteriores, destinadas a ampliar el horizonte de nuestro país, en busca de nuevos mercados, nuevos socios, nuevos relacionados, y nuevos esfuerzos multilaterales en los organismos internacionales, donde la voz dominicana apenas era escuchada.
La Republica Sudafricana, África del Sur o simplemente Sudáfrica, no es un país muy conocido por los dominicanos, por lo que debemos los entendidos, dar a conocer facetas de este extraordinario país, conocido mundialmente por dos palabras: Apartheid y Mándela.
Estas dos palabras le dieron la vuelta al mundo y colocaron a esa nación en medio de todas las discusiones y debates donde se exigiera la aplicación del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual reza: Que la Justicia y la Paz en el mundo tiene como fundamento el reconocimiento a la dignidad humana.
Para que esa nación alcanzara un grado aceptable de gobernabilidad se imponía que a las grandes mayorías sudafricanas se le reconociera su dignidad como nación y a su pueblo se le ayudara a expulsar el Apartheid del poder del Estado, a fin de integrar a todos sus ciudadanos en los beneficios de su pujante economía.
Apartheid. Se conoció como Apartheid, a la política de segregación racial iniciada en 1911, con la Mines and Work Act, que excluía a la población negra y asiática, de los empleos cualificados, los cuales estaban reservados exclusivamente para los ciudadanos de raza blanca, de origen británicos y bòers de origen holandés, quienes integraban solo el diez por ciento de la población total del país.
Entre 1911 y 1948, se aplicaron leyes segregacionistas, que culminarían, cuando en el 1948, ganó las elecciones generales, el partido de los afrikaners representantes de la minoría blanca radical, la cual estableció con medidas extremas las segregaciones y reforzó el apartheid. Esta política encontró un rechazo militante en la población negra, que integraba el noventa por ciento de los habitantes del país (batues, mestizos, y asiáticos).
Mándela. La resistencia al Apartheid, estuvo encabezada por el Consejo Nacional Africano y su líder indiscutible lo era Nelson Mándela, quien nació en el 1918 y desde muy joven se lanzó a luchar por liquidar el apartheid, lo que pudo lograr en el 1991, cuando su lucha se dimensionó y derrotó las políticas segregacionistas impuestas por los distintos gobiernos de minoría blanca.
Mándela durante su larga lucha, fue hecho preso en 1964 y condenado a 30 años de cárcel, y desde allí pudo conducir el movimiento de resistencia contra el apartheid en forma ejemplar y convincente, su liderazgo indiscutible y su autoridad moral, condujo al gobierno blanco del Presidente F.W.
De Klerk a negociaciones que concluyeron con tres agendas (a) la puesta en libertad en 1990 de Nelson Mándela. (b) la organización de elecciones libres y multirraciales. (c) con la participación masiva de la población negra, que culminó con el triunfo electoral del Consejo Nacional Africano (CNA), que llevó a la presidencia de la republica al ex – preso político Nelson Mándela, en mayo del 1994, el cual fue juramentado para el periodo constitucional 1994-1999, ejerciendo la presidencia de la República Sudafricana, con un acierto político inusual en estos tiempos. No se presentó a la reelección y se retiró a la vida privada en medio de todo su prestigio político y personal, solo superado por el Mahatma Gandhi.
Antes de alcanzar la Presidencia de la Republica, se le concedieron innumerables reconocimientos, tales como el Premio Bruno Kreisky para los Derechos Humanos en 1981, y en 1993 compartió con el Presidente De Klerk, el Premio Nóbel de la Paz .Sin dudas algunas, Nelson Mándela es el político viviente con mayor prestigio y credibilidad a nivel mundial, ojala podamos invitarle a visitar nuestro país, ya que un ligero roce con la dignidad política no nos caería mal en estos días de angustias y desprestigios.
La Republica Sudafricana, tiene una superficie de 1,224.736 kilómetros cuadrados, con una población de aproximadamente 40 millones de habitantes, compuesta por varias etnias. Tiene una renta per càpita de aproximadamente 2,810 dólares, con una esperanza de vida de 63 años, y un alfabetismo de un 50 %.
Su economía presenta una característica muy propia, ya que su modelo de desarrollo se estableció sobre la base de un componente de autoabastecimiento, lo que ha permitido que el paso acelerado de políticas internas dinámicas en áreas tales como la producción minera e industrial hayan alcanzado niveles impresionantes, siendo el país africano de mayor producción de energía eléctrica, carbón, diamante, acero y cemento, con un producto nacional bruto que supera los 100 mil millones de dólares.
Si su economía es sorprendente y dinámica, su ordenamiento político interno es digno de imitarse, se fundamenta en la descentralización del Estado y participación democrática regional, con una clara política de desarrollo, expresada en forma transparente en su Libro Blanco de Seguridad, Defensa y Desarrollo. Su capital política-administrativa es Pretoria, su sede legislativa se encuentra en Ciudad del Cabo, y su Poder Judicial se encuentra en Johannesburgo, teniendo su economía puntos de dinamismos en las ciudades de Durban y Port Elizabeth. Es un país en plena actividad económica y se diseñan programas gubernamentales para superar los grandes retos que le exige su población, impulsar nuestras relaciones con Sudáfrica es hoy un objetivo a corto plazo.