“Hacer ciudad es construir lugares para la gente, para andar y encontrarse. Es hacer comercios y plazas, restaurantes y cines. Las vías sólo sirven secundariamente para los vehículos. La ciudad es ante todo un conjunto de espacios públicos rodeados de edificios y árboles“.
Esta cita de Jordi Borja, el famoso arquitecto español, artífice de la reciente remodelación urbana de Barcelona, España, nos recuerda la importancia que revisten los espacios públicos para la vida de una ciudad.
En la República Dominicana todavía no se ha logrado hacer conciencia sobre el rol de los espacios públicos y su incidencia en la calidad de la vida urbana. La tendencia de los últimos tiempos en el país ha sido proteger los espacios públicos excluyendo a los ciudadanos, ignorando que estos recursos, además de constituir un componente del paisaje urbano, también están destinados al disfrute de la vida asociativa.
En esa perspectiva se ha acentuado la práctica de levantar verjas y grandes muros en los parques y otros lugares que debían operar como espacios libres y abiertos, con las condiciones mínimas para facilitar el uso ciudadano, incluyendo vigilancia, iluminación, bancos, pequeños gazebos y hasta juegos mecánicos para niños.
Y no estoy pensando exclusivamente en el parque Independencia, amurallado y convertido en un “ghetto” de prostitutas y buscavidas, sino también en el Centro Olímpico, en la Plaza del Conservatorio, en el Parque de la Venezuela, en las áreas verdes de Bellas Artes, el Banco Agrícola, el Congreso Nacional y el Ayuntamiento del Distrito Nacional.
¿Por qué el Parque Central de Nueva York, la Torre Eiffel, el área verde del Hotel Santo Domingo y la explanada del Banco Central, pueden permanecer abiertos o relativamente abiertos al público, mientras cerramos las áreas sociales que pertenecen a todos los ciudadanos?.
¿Por qué preferimos gastar dos o tres millones de pesos mensuales en cerrar avenidas construidas para la circulación vehicular, mientras no invertimos ni un chele en el rescate y acondicionamiento de nuestros parques tradicionales?
Ojalá podamos articular un esfuerzo que involucre a las autoridades, a organizaciones especializadas y a profesionales vinculados a la problemática urbana para discutir estas ideas y definir políticas sobre el tema.
El caso de las áreas verdes y el aporte de Johnny Ventura
A la administración del pasado síndico Johnny Ventura habrá que reconocerle, más temprano o más tarde, el extraordinario esfuerzo que realizó no sólo para preservar las áreas verdes existentes, sino también para recuperar muchas de las que habían sido traspasadas de manera fraudulenta al sector privado.
La Comisión de Areas Verdes designada por Johnny Ventura desplegó una excelente labor para establecer la situación de numerosas áreas verdes pertenecientes a diversas urbanizaciones del Distrito Nacional que nunca fueron formalmente traspasadas a la administración municipal, como manda la ley 675, sobre Urbanización y Ornato Público, y que tampoco fueron entregadas a las comunidades a las que correspondían legítimamente.
El esfuerzo combinado de la Comisión de Areas Verdes, la Dirección de Planeamiento Urbano la Policía Municipal, la Consultoría Jurídica y la Dirección Municipal de Medio Ambiente y Recursos Naturales, permitió la recuperación de cinco millones de metros cuadrados de áreas verdes en el viejo Distrito Nacional.
Muchas de estas áreas verdes habían sido traspasadas irregularmente a manos privadas mediante sentencias emitidas por el Tribunal Superior de Tierra bajo un artificioso tecnicismo legal conocido como redefinición de linderos.
Entre las urbanizaciones afectadas por esas prácticas fraudulentas están Altos de Arroyo Hondo ll, El Brisal, María del Mar, Los Tres Ojos, Reparto Villa Juana, los Cerros de Arroyo Hondo, San Gerónimo, El Millón, Máximo Gómez ll, Altos de Arroyo Hondo lll, Alma Rosa ll, Alma Rosa lll, Las Praderas, Ciudad Moderna, Puerto de Hierro, Nuevo Sol Naciente, Mirador del Este, Miraflores, Visa Hermosa, Cuesta Hermosa, Los Prados, Arismar, Jardines del Ozama, Marañon Primero, Marañon Segundo, Altos del Oeste, Bueventura Segundo, Colinas del Seminario, Pinos del Paraiso y Brisa Oriental.
La mayorías de las áreas verdes de estas urbanizaciones fueron recuperadas en el pasado cuatrenio, gracias al esfuerzo compartido de las juntas de vecinos y las autoridades municipales.
Tal como indica la ley, las áreas verdes son del dominio público y por lo tanto son intransferibles a terceros.
Se ha establecido que existen sólidos argumentos legales para recuperar a corto plazo muchos millones de metros cuadrados en unas 400 urbanizaciones del Distrito Nacional y de la provincia de Santo Domingo.
Naturalmente un esfuerzo en este sentido debe involucrar a las autoridades del Distrito Nacional y de los municipios Santo Domingo Oriental, Santo Domingo Norte, Santo Domingo Oeste y Boca Chica, a la Suprema Corte de Justicia y a otras instancias competentes para actuar en este importante asunto de interés social.
Por cierto, el tema forma parte relevante del dossier de prioridades en que trabaja el equipo técnico que formula el Programa de Gestión Municipal de Alfredo Pacheco.