A partir de esta primera entrega, me ubico en una de las ventanas de este país atiborrado de promesas incumplidas y me dispongo a emitir mis consideraciones sobre diferentes tópicos Desde la Ventana es justamente eso: observar a un país que corre raudo tras los pies de los dominicanos sin que nos demos cuentas que los grandes proyectos, los planes a largo plazo y las minucias de la gente se quedan estancadas por falta de voluntad de muchos para afectar a todos.
Observando desde lo alto la realidad, me inmiscuyo, a partir de ahora, en esta fiesta de la vida, en el aporte de soluciones, en el análisis de lo malo y de lo bien. En fin, en la descripción y análisis de las vainas de este país.
Para empezar, prefiero desear una buena semana y suspiros de aliento a los dominicanos que luchan, brazo partido, porque tengamos un país mejor; a aquellos que desafían la mañana desde diferentes flancos para sobrevivir en esta vorágine que nos envuelve en la torpeza del estancamiento.
Y evoco, en esta parte, a los que ya sufren con su salud, a los que no salen de situaciones económicas precarias, al ejecutivo que no encuentra respiro a su estrés y a los funcionarios envueltos en un ambiente fétido.
A todos ellos les deseo una buena semana. Y ya nos veremos en la próxima y primera entrega formal de esta columna.
Bye.