SANTO DOMINGO.-Mientras en Haití se aproximan unas dudosas elecciones, los países comprmetidos con la normalización de esa nación no han identificado la persona que sustituirá al comisionado por la Naciones Unidas, Juan Gabriel Valdés, cuyo contrato está próximo a vencer. BUENOS AIRES, Argentina.-Pese a su lejanía cultural, Haití es hoy uno de esos espacios donde el Gobierno está poniendo a prueba su manejo diplomático y su compromiso internacional con las causas regionales.
Y hasta el momento, según pudo saber Clarín, la orden oficial es la de mantener el más alto nivel de compromiso, sin aceptar responsabilidades mayores que puedan terminar enfangando el esfuerzo.
Varios puntos dan cuenta de ello. Entre jueves y viernes último se realizó en Puerto Príncipe una reunión de altos representantes de las cancillerías americanas y europeas que están involucradas en la búsqueda de la normalización política e institucional haitiana. Por la Argentina viajó el subsecretario de Política Latinoamericana, Leonardo Franco.
Los delegados llevaron el mensaje a la población y a los dirigentes haitianos de la "imperiosa necesidad de que se respete el nuevo calendario electoral" para las presidenciales, ya varias veces postergadas, y fechadas ahora por el Gobierno provisional para el 7 de febrero, comentó Franco ayer, en diálogo con este diario.
La Argentina es miembro del llamado Core Group, el más comprometido con la ayuda a la isla, junto a países como Brasil, Chile, Francia, Estados Unidos y Canadá. Y participa con unos 500 efectivos de la MINUSTAH, la fuerza de mantenimiento de paz desplegada allí por la ONU. Están asentados en Gonaives, pero un grupo de ellos coordina la atención médica en un hospital reubicable de Puerto Príncipe. Y de tanto en tanto, los Cascos Blancos coordinan el envío de ayuda humanitaria.
En su reunión del miércoles, en Brasilia, los presidentes Lula da Silva y Néstor Kirchner ratificaron su compromiso con Haití, que, desde la sangrienta revuelta que en febrero de 2004 provocó la salida del ex presidente Jean Bertrand Aristide vive sacudido por una extrema ola de violencia. Y cada vez que la situación plantea adversidades, la instrucción es la de estar "100% presente".
De hecho, tras la teleconferencia que un grupo de cancilleres del Core Group mantuvo a principios de mes a raíz del retardo electoral y de los informes que daban cuenta de una degradación de la seguridad, el canciller Jorge Taiana convocó a la reunión de viceministros de defensa y vicecancilleres que se realizó en Buenos Aires el lunes pasado
Con todo, en otro encuentro que hubo en Santiago de Chile, diplomáticos de ese país se ofrecieron a apoyar a la Argentina fuertemente si el país decidía proponer a un candidato para suceder al chileno Juan Gabriel Valdés, actual representante de la ONU en Haití. Valdés, que estuvo en la reunión convocada por Taiana pronto terminará su contrato, de casi dos años. El mismo terminará prácticamente junto al mandato de la MINUSTAH, que el Consejo de Seguridad de la ONU debe renovar o revocar.
Lo cierto es que, según altas fuentes consultadas, tanto Kirchner como Taiana agradecieron la oferta, pero dieron instrucciones de no postular a candidato alguno para el reemplazo de Valdés. Para el cargo también estuvieron dando vueltas los nombres de un peruano y el de un uruguayo.
La complejidad haitiana habla por sí sola. La MINUSTAH no ha podido apaciguar la violencia, y la reciente muerte del jefe de las tropas de paz de la ONU, el brasileño Urano Teixera de Matta Baccellar —por un aparente suicidio— fue otro duro golpe para la tropas internacionales.
"Hasta el momento, como venimos estamos muy bien. Nuestra tarea es más que buena y la actuación de los militares es descollante", se limitó a comentar con bastante elocuencia desde la capital haitiana el embajador argentino allí, Ernesto López.