Santo Domingo.-Como Jesucristo y Ernesto –Che- Guevara en Latinoamérica, como Juan Luis Luis Guerra en República Dominicana, en Australia y sus alrededores, el que está de moda es Wolfgang Amadeus Mozart, el genio musical de Salzsburg, de cuyo nacimiento se celebran en estos días 250 años Todas las capitales musicales del mundo, más aún Viena, están de fiesta por este gran acontecimiento, que deja atrás a Beethoven, Bach, Brahms y a otros grandes creadores de la música clásica. Mientras Austria y el mundo se preparan para un año de conciertos y festejos en homenaje al gran músico, su patria salzburguesa amenaza con convertirse en la capital mundial de la sensiblería, reseñó AP, en un despacho de prensa desde allá. Bruscamente, como el Che y Jesucristo también en Anglo América, Amadeus está en todas partes, y no sólo en las consabidas camisetas, calendarios, tazas para café y las ubicuas ''bolas de Mozart'', unos caramelos esféricos cuyo nombre poco feliz provoca las risitas sarcásticas de los turistas. Los anaqueles parecen caminar cargados de botellas de cerveza y vino marca Mozart, biberones Mozart, refrescos Mozart, calzones Mozart, paraguas Mozart y rompecabezas Mozart. Hay una Mozartorte (''una sinfonía de sabores'', según el pastelero que la creó) y hasta una Mozartwurst, una salchicha de carne de vaca, cerdo y pistachos que un carnicero salzburgués dice que le fue revelada en un sueño. Pero aparte de esta entronización del kitsch, habrá merecidos homenajes al genio musical que dio al universo ''Don Giovanni'', ''Las bodas de Fígaro'', ''La flauta mágica'', el alucinante Réquiem y centenares de obras maestras. ''Mozart ha vuelto en grande'', dijo Ilse Blank, empleada de una tienda de alquiler de ropa de gala acosada por clientes que quieren ir vestidos de Amadeus a fiestas y bailes. En una burla a tanta publicidad, los organizadores de homenajes en Viena han creado un logotipo divertido: un famoso retrato del compositor modificado para darle una mirada entre estupefacta y resignada. ''Tenemos miedo de caer en exageraciones'', reconoció Peter Marboe, que supervisa los festejos en la capital austriaca.
EL CENTRO DE TODO ES LA MUSICA
''Mozart, para mí, es la luz que orienta mi vida. Es un regalo de Dios'', dijo Angelika Kirschschlager, una célebre mezzo-soprano austriaca que asegura que cantar sus obras ''purifica no sólo la voz sino también el espíritu''. Aficionados de Amadeus podrán elegir entre cientos de conciertos en Nueva York, París, Londres, Berlín, Praga, Viena y decenas de ciudades más. Pero sin duda la palma se la lleva Salzburgo, donde se interpretarán sus 22 óperas en el festival anual de verano. El 27 se realizará una gran fiesta de cumpleaños a la que han prometido asistir dignatarios del mundo entero. Y a lo largo del año habrá en la ciudad 260 conciertos y 55 misas. El ministerio de Turismo se prepara para una afluencia de millones de peregrinos mozartianos. Muchos visitarán Salzburgo, donde la casa natal de Mozart, transformada en museo, exhibe una mezcla ecléctica de objetos: un mechón de pelo, una cuerda de violín, botones de madreperla de su chaleco, una caja de rapé, naipes y apuntes que tomó durante sus viajes. Otros objetos en exhibición en la Getreidegasse No. 9 incluyen el violín con que aprendió a tocar cuando era niño y una copia autógrafa de una composición de cuando tenía ocho años. En Viena, el 27 de enero, la ciudad reabrirá oficialmente la casa cuidadosamente restaurada donde compuso ''Las bodas de Fígaro''. La Biblioteca Nacional exhibe la partitura autógrafa del ''Réquiem'', copia de la cual el canciller Wolfgang Schuessel presentó el mes pasado al papa Benedicto XVI. Amadeus será una figura destacada de todo gran acontecimiento en Austria durante 2006. En la maratón de Viena, músicos en trajes de época a lo largo del recorrido tocarán sonatas de Mozart para alentar a los atletas. Mozart recibió al nacer el nombre de Johannes Chrysostomus Wolfgangus Gottlieb Mozart y fue bautizado como Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. Para su firma, reemplazó Teophilus por la versión latina Amadeus. A los tres años tocaba el teclado y a los cinco había compuesto minués. Desde entonces y hasta el 5 de diciembre de 1791, cuando murió de fiebre reumática poco antes de la 1 de la madrugada, compuso 626 obras. La Fundación Internacional Mozarteum está usando técnicas de ADN para determinar si una antigua calavera que posee era la de Mozart. Hasta ahora, los análisis no han dado resultados definitivos. Mozart fue enterrado en un una fosa de indigente en el Cementerio vienés de San Marx, aunque el investigador Otto Biba dice que según nuevas pruebas, el compositor en su época de gloria ganaba el equivalente de 45.000 dólares anuales de hoy. El lugar donde descansa, según los especialistas, está adornado con una columna y un ángel de aspecto triste. ''Cuando estás feliz, un poco de Mozart te hará sentir más feliz'', dijo Marboe. ''Cuando estás triste, te hará sentir más triste''.
MOZART, JUAN LUIS, REQUIEM Y LA FLAUTA MAGICA
Nuestro Juan Luis Guerra es uno de los tantos genios musicales de estos tiempos que rinde homenaje a Wolfgang Amadeus Mozart. Ese honor está en Lacrimosa, una de las piezas musicales más hermosas y por demás tristes, de Guerra, el también creador de Bachata Rosa. Su inspiración lo fue el Réquiem de Mozart, sobre el cual hay una historia desgarradora que paso a contarle a seguidas. Resulta que cinco meses antes de su muerte, el genio musical austríaco, muerto en Viena en 1791 con apenas 35 años de edad, recibió la visita de un hombre de apariencia lúgubre, con una carta en la que otra persona le pedía fijar el precio por la composición de una misa. Tras complacer la petición, Mozart, ya enfermo de tuberculosis, siguió trabajando en su adorada profesión. Era el verano de aquel año fatal, cuando el otrora niño prodigio de Salzburgo, donde había nacido, se mostraba ansioso por terminar lo que creía sería su última creación. Y no bien daba los últimos toques a su Flauta mágica, cuando reapareció el hombre, trayendo la totalidad del costo de la obra que ya había prometido y que al final se constituyó en el presagio funesto del Réquiem, un gesto cruel del destino, que como ha dicho Eduard Roland (¿?) hizo que Mozard compusiera y creara la obra que anunciaba su propia muerte. Tal vez lo que no sabe Juan Luis Guerra, es que Réquiem, en la que está inspirada su Lacrimosa, había sido antes objeto de una gran disputa autoral ya que se ha dicho que el verdadero autor de la obra fue Franz Sussmayer (1766-1803) el discípulo más cercano de Mozart, mientras que otros alegan que es una composición por adición, comenzada por Mozart, la que tras su muerte, fue completada por el músico de la corte Joseph Eybler (1765-1846), que era íntimo de la familia. Lo cierto es que “Réquiem” y los últimos días de Mozart son la misma cosa, lo que para los críticos resulta ser también una síntesis magistral de sentimientos y tendencias, entre las que se destacan el manejo de la tradición musical sacra más antigua, el empleo de una instrumentación barroca, la presencia de valores típicos de la ópera y los últimos vuelos musicales de Mozart.