Santo Domingo, (PL) Los haitianos que trabajan en República Dominicana envían cada año unos 270 millones de dólares en remesas a su país, lo cual demuestra su potencial en la producción y los servicios nacionales.
Al destacar en declaraciones a un noticiero televisivo la importancia de ese aporte, el director de Migración, Carlos Amarante, reveló hoy que el 30 por ciento del presupuesto de Salud Pública lo consumen pacientes haitianos.
También se refirió a un censo realizado por ese organismo en Bávaro, Higüey, donde se determinó que de 10 mil personas en esa comunidad, siete mil 500 son inmigrantes del vecino país, quienes realizan labores en la construcción o los servicios.
Aún cuando no existe un censo nacional, medios periodísticos estiman en más de un millón la presencia de haitianos entre unos ocho millones de dominicanos, proporción que evidencia la importancia de este tema para las autoridades.
El vicepresidente Rafael Alburquerque, destacó la víspera el esfuerzo de la secretaria del trabajo para hacer se respete el código laboral vigente en el sentido de que la mano de obra debe ser en un 80 por ciento de nacionales.
Amarante rechazó las críticas de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) por las repatriaciones de ilegales, y consideró es un derecho del país, tal como lo hacen otros países.
"Estamos ejerciendo un derecho soberano, que es poner a los indocumentados del otro lado de la frontera (en Haití)", recalcó el funcionario.
En República Dominicana, señaló, siempre ha habido un espíritu de colaboración, porque le conviene la estabilidad y el desarrollo de Haití, pero en comunidades como Bávaro los inversionistas se quejan de basureros frente a los hoteles.
En esa comunidad, la mayoritaria presencia de haitianos está afectando la imagen turística en la zona, de acuerdo con los hoteleros y de la Secretaría de Turismo.
Añadió que estos haitianos están ubicados en seis puntos en la zona de Bávaro y Punta Cana, los cuales llegaron a las construcciones de los hoteles.
Agregó que la gran mayoría de éstos se han quedado en el país, luego de traer a sus familias (mujeres e hijos), así como hermanos, primos y otros parientes, a través del tráfico ilícito que ha habido durante años desde la vecina nación.
Indicó que la Dirección de Migración se había dedicado en este país sólo a controlar la cuestión de los aeropuertos, con una gran deficiencia pues en determinados momentos las propias autoridades eran cómplices de adulteración de documentos.