CARACAS, Venezuela.-El presidente Hugo Chávez incrementó sus ataques contra "el imperio de Estados Unidos", en momentos en que nuevas estadísticas muestran que el intercambio entre los dos países ha crecido sin cesar, en gran medida gracias a los elevados precios del petróleo En un acto multitudinario celebrado ayer en el marco del VI Foro Social Mundial, Chávez acusó al gobierno del presidente George W. Bush de ser el "imperio más perverso, asesino, genocida e inmoral que este planeta ha conocido".
Chávez reiteró que Bush "es el terrorista más grande del mundo" y le pidió que "cese la agresión contra el pueblo de Irak" ante 10.000 personas en delirio, entre las que se encontraba Cindy Sheehan, militante antibélica estadounidense madre de un soldado muerto en la guerra.
"Mister Danger -como Chávez llama a Bush aludiendo a un personaje de una novela venezolana- habla de derechos humanos y allá en Guatánamo torturan, y desaparecen gente en las cárceles de la CIA en Europa y en el mundo".
Chávez acusó a Washington de apoyar el golpe de Estado del 2002 en el cual fue derrocado por 47 horas, y afirmó que Estados Unidos, que compra la mitad de su petróleo, todavía está intrigando en su contra.
Para tensionar más las relaciones, Chávez advirtió a Washington que la próxima vez que sea descubierto un miembro de su embajada en Caracas en actividades de espionaje, como ocurrió esta semana, será detenido.
"Le advierto al gobierno de Estados Unidos que la próxima vez que detectemos a un militar o funcionario civil, pero sobre todo a militares norteamericanos, tratando de obtener información de nuestra fuerza armada, los vamos a meter presos", afirmó.
Del otro lado, Washington acusa a Chávez de desestabilizar la región y recientemente impidió que España vendiera a Venezuela aviones militares que contenían equipos de fabricación estadounidenses.
Pero irónicamente, en medio de estos enfrentamientos, el comercio entre los dos países aumentó de forma creciente y sostenida en los últimos cuatro años, y alcanzó los 39.000 millones de dólares en 2005, lo que representa un incremento de 35% sólo durante el año pasado, según cifras oficiales difundidas esta semana.
Las exportaciones de Venezuela a Estados Unidos fueron estimadas en 21.000 millones de dólares, en gran parte como resultado de los elevados precios del petróleo.
Estados Unidos importa 1,5 millones de barriles diarios de Venezuela, la mitad del total de las exportaciones petroleras del país sudamericano.
La oficina comercial en la embajada de Venezuela en Washington, instó a las compañías estadounidenses a aprovechar lo que calificó como un clima de inversiones favorables en el país caribeño.
"Quienes no inviertan ahora serán desplazados por otros potenciales inversionistas interesados en Venezuela", dijo Jose Sojo Reyes, quien explicó que el comercio entre los dos países podría incrementarse otro 15% este año.
La declaración contrasta con la encendida retórica de Chávez en contra del gobierno de Bush, que de acuerdo con los analistas ha reforzado la popularidad del líder venezolano en América Latina, donde sondeos recientes muestran un incremento del sentimiento antinorteamericano.
Chávez además tuvo la cautela de dirigir sus ataques contra el gobierno y no contra el pueblo estadounidense.
En un sonoro golpe de relaciones públicas, Venezuela ofreció combustible barato mediante su red de gasolinerías en Estados Unidos a los habitantes necesitados del Bronx, Nueva York, y otras partes del noreste de ese país.
"Mucho del discurso anti-Estados Unidos de Chávez es un show", dijo Peter Schechter, un analista político que ha trabajado por largo tiempo en América Latina.
"Chávez ha descubierto que al utilizar el lenguaje anti-estadounidense parecido a (el presidente de Cuba Fidel) Castro, le hace mucho bien", añadió.
Pero Caracas necesita el mercado de Estados Unidos y Washington necesita el petróleo de Venezuela.
"Los dos países están trabados en una situación de mutua dependencia a un nivel económico debido al petróleo, mientras tanto, se enfrascan en una enorme confrontación, un montón de retórica", opinó Michael Shifter, del influyente centro con sede en Washington, Diálogo Interamericano.