En la Grecia antigua, siglo VII antes de Cristo, existió lo que se llamaba el “Logístiko”, encargado de abastecer y distribuir los pertrechos militares a las tropas de acuerdo a la estrategia de guerra. Resultaba ser un calculista muy inteligente y eficiente. La logística: nuevo nombre del clientelismo y la corrupción
Por Nelson Gómez
Este nombre evolucionó como un concepto, a tal punto que hoy día resulta una especialidad delicada de la administración moderna. Se habla de Gerencia Logística, que vela por el proceso de producción en lo que tiene que ver con suministro, compra, abastecimiento, venta y distribución, manteniendo el concepto que dió origen a la palabra, sustentada básicamente en la eficiencia y la eficacia.
Como la República Dominicana se está conviertiendo en un interesante laboratorio de creatividad para la sobrevivencia, nos encontramos que los partidos políticos se han encargado de darle otro sentido a esta mágica palabra de la guerra y los negocios.
El candidato o candidata a algo en este país que no sepa dominar la logística al estilo dominicano que deje eso y aspire a otra cosa que no sea política.
¿Y cómo es la logística aquí? Los más ignorantes de los que participan en procesos electorales la conocen y la mayoría de ellos se han hecho especialistas en su aplicación. Es simple: si hay que hacer un sancocho para una reunión con el candidato o su equipo hay que aportar “la logística”, que consiste en dinero para comprar los materiales del hervido, para el ron o la cerveza, el incentivo a la cocinera y un menudito para imprevistos. Ese uno de los procesos más simples de su aplicación.
Si se trata de un acto masivo o una caravana ahí es que esa logística es dura.
En los partidos con mayor mística de trabajo ya nadie se mueve sin la logística, y por ello sale más caro pegar un afiche de papel que fabricarlo.
En las primarias internas de los partidos el que no tiene para la logística el día de las votaciones está condenado a perder lejos, aunque se haya pasado la vida entera haciendo trabajos y favores. Los más versados en la aplicación de la logística han aprendido a soltar en banda a los pobres militantes; luego se encumbran en una posición y regresan meses antes del nuevo proceso con sacos de dinero para la logística.
Este sistema “moderno” de hacer política a lo interno de los partidos tendrá necesariamente que traspasarse al votante no partidista por la sencilla razón de que le estamos enseñando a la sociedad que hacer política es sólo para lucrarse o para recibir migajas en cada proceso cuando retornan o llegan los generosos candidatos con la famosa logística.