A pesar del gran esfuerzo realizado por el presidente del Partido Reformista Socialcristiano, en una indiscutible interesante y bien pensada pieza oratoria, los miembros de ese partido decidieron por mayoría ir aliados al Partido Revolucionario Dominicano para las elecciones de mayo. Los pesos pesados que estaban detrás de la unidad de esas dos fuerzas, no podían hacernos presagiar más que el triunfo de sus esfuerzos.
Ahora ha dicho el joven Secretario General de los Reformistas, el brillante y fogoso Víctor Gómez Casanova que ambos partidos tienen que nombrar comisiones para convencer de las bonanzas de la alianza a los disputados, pero igualmente a más de cuatro mil candidatos, muchos de ellos que habrán de esperar necesariamente otra ocasión.
Eso de convencer miembros de partidos con intereses legítimos no es paja de coco, y casi nunca se logra en la cantidad y calidad que los dirigentes de los partidos aliados quieren, pero comenzar negando que existe descontento dentro del PRD y del mismo PRSC es una necedad que más bien puede perjudicar que beneficiar.
Lo que no ha dicho Gómez Casanova, ni tampoco el Secretario General del PRD, es que van a hacer, y cuando a van a comenzar con la agenda nacional que ellos prometieron para asegurar que esa unidad no era un mero reaparto de cargos, algo que si parece ser.
Es indiscutiblemente un paso político que solamente el tiempo y los comicios de medio tiempo podrá decirnos lo que tuvo o no de ganancioso para uno o para otro.
Ahora falta las definiciones del gobernante PLD, que igualmente tiene problemas con aliados que se creyeron suyos los votos sacados en las elecciones generales, y están partiendo de ahí para exigir más de la cuenta.
Pero igualmente se espera que el PLD pueda nutrirse de algunos descontentos con la alianza a nivel nacional, algo que no tendría nada de extraño ni de antitético ni antipolítico cuando se sabe que en políticas las coyunturas tienen un valor capital.