BUENOS AIRES.- República Dominicana firmó un comunicado junto a otros países de América Latina en el que se establece que los cascos azules se mantendrán en Haití el tiempo que sea necesario.
La firma del comunicado tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, donde la Cancillería de ese país ratificó que los 558 efectivos de la Fuerza Aérea, la Marina y el Ejército continuarán en este país para continuar en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas
La República Dominicana firmó junto a Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Francia, Alemania, Guatemala, México, Perú, España, Uruguay, Estados Unidos, y la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas el comunicado en el que respaldan las elecciones a celebrarse el 7 de febrero.
Estos países y organizaciones expresan su "apoyo al calendario electoral recientemente establecido por el Consejo Electoral Provisorio" haitiano, cuya primera vuelta tendrá lugar el 7 de febrero.
Además, llaman al gobierno de transición a que "asegure un clima de seguridad y paz durante el proceso electoral", procurando que se brinde un tratamiento respetuoso a quienes pierdan las elecciones, "para evitar persecuciones y lograr un acabado respeto de los derechos humanos".
Al respecto, estos países subrayan su "disposición al apoyo continuado para la revitalización, recuperación y desarrollo de Haití por tanto tiempo como el nuevo gobierno y las Naciones Unidas lo consideren necesario".
En Haití se encuentra desde agosto pasado un contingente argentino de 558 efectivos de la Fuerza Aérea, la Marina y el Ejército, destacados en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas, quienes tienen como línea directriz fomentar el proceso democrático y hacer respetar los derechos humanos, además de dar toda su cooperación en asistencia humanitaria.
Los efectivos argentinos participarán de la custodia de las elecciones junto a las tropas internacionales conformadas por 6.400 soldados y 2.000 policías, mientras se espera un reordenamiento institucional definitivo en un país que vivió de crisis en crisis y que busca normalizarse tras la caída de Jean Bertrand Aristide hace dos años, en febrero de 2004.