MELBOURNE (EFE) — El suizo Roger Federer, número uno del mundo, se hizo por segunda vez con el Abierto de Australia de tenis, al derrotar el domingo al chipriota Marcos Baghdatis por 5-7, 7-5, 6-0 y 6-2.
En dos horas y 46 minutos, Federer se apuntó su séptimo título del Grand Slam y el tercero consecutivo.
Es además el título 35 de su carrera, segundo este año (Doha), ye le supuso un cheque por 744.000 euros (unos 900.000 dólares).
Con esta victoria, Federer mantiene inmaculada su marca en el Grand Slam, desde que logró su primer Wimbledon en 2003. Tiene siete finales disputadas y otros tantos títulos: dos Abiertos de Australia (2004 y 2006), tres Wimbledon (2003-04-05) y dos Abiertos de EE.UU. (2004-05).
Baghdatis, 54 del mundo, la gran sensación este año en Melbourne, acabó su gran aventura y será el lunes el 26 de la lista ATP.
El de Limassol sorprendió con un tenis sin apenas fallos en los dos primeros sets, y estuvo a punto de culminar una formidable actuación.
El verdugo del estadounidense Andy Roddick, el croata Ivan Ljubicic y el argentino David Nalbandian, impulsado como siempre por la fe inquebrantable de sus incondicionales seguidores, fue capaz de ganar el primer parcial al número uno del mundo y dispuso de dos oportunidades para marcar un 3-0 en el segundo ante un Federer desconocido, lento, y con demasiados fallos en su derecha.
Ahí estuvo su momento, su gran ocasión, pero el chipriota no supo culminar esos dos intentos vitales y entregó su saque con su segunda doble falta, para permitir que el campeón del 2004 respirase y cobrase vida.
Federer rompió el servicio del fenómeno chipriota en el duodécimo juego del segundo set, y de repente se acabaron las esperanzas de "Baghdatinho", que desbordado, sin la potencia de sus restos anteriores encajó 11 juegos consecutivos.
Para colmo sufrió un calambre en el segundo juego del cuarto set, en pleno intercambio, y sus fuerzas quedaron aún más mermadas. Pese a todo no se abandonó, como hizo la belga Justine Henin-Hardenne en la final femenina ante la francesa Amelie Mauresmo el sábado.
Tal y como hizo con el alemán Nicolas Kiefer en semifinales, el tenis de Federer se desbordó en los dos últimos parciales para acabar con un total de 50 golpes ganadores, convenciendo finalmente.