La nueva política de los altos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), es la de darle a la opinión pública mediante declaraciones, anuncios que van dirigidos a las bases, golpeadas otra vez, y a los no perredeístas para dar la idea de un partido unificado. Bien sabe Orlando Jorge Mera, un joven de quien muchos esperábamos más que servir de vocero a grupos, o subgrupos de los que se vienen formando precisamente con miras a las elecciones del 2008.
El Secretario General del PRD sabe que en el llamado grupo de Hipólito se busca por todos los medios posibles e imposibles, imponerse con candidatos en el Senado y la Cámara de Diputados en busca de una nueva convocatoria a revisión constitucional para quitarle el obstáculo que tiene Don Hipólito, y que hay descontento en gente como Fello, que se dejó arrastrar a una Vicepresidencia que había jurado jamás aceptar en su casa delante de más de medio ciento de periodistas.
Pero él sabe que se forman grupos, de los que él tiene su parte para el futuro, en busca de llevar como candidato presidencial a quien por ley de estatutos no puede serlo.
Que hay paniaguados ya prepagándose para prestarse al juego de aspirar a la candidatura presidencial, y muchas otras cosas que es mejor no decir.
Pero él sabe, como lo saben los demás que las bases en su mayoría tienen puestas sus esperanzas en un hombre de condiciones y de actuar sin manchas, trabajador y consecuente, demasiado consecuente con veces, que es Miguel Vargas Maldonado.
Y algo más, el señor Secretario General no puede salirle ahora al país con el cuento de que la alianza es un camino abierto al regreso del PRD al poder, porque lo que espera el país, todo el país es que se presente la agenda de trabajo en beneficio de la nación, que ellos prometieron por-que de lo contrario será un simple reparto de cargos que va a terminar como la fiesta de los monos.
Es posible Orlandito que entonces el beneficiado de esta alianza, y del fin de la fiesta, sea el Presidente Fernández, que va en busca de su repostulación y eventual reelección.
Otra cara y otro caramelo Orlandito.