Es verdad que el presidente Bush tuvo palabras duras para Irán en el discurso sobre el estado de la Unión esta semana. Pero su tono fue muy distinto al de 2002, después de los atentados del 11 de septiembre, cuando decidió arbitrariamente unir a Irak, Irán y Corea del norte en un "eje del mal". Ahora dice que "el mundo no debe permitir que el régimen iraní obtenga armas nucleares". El mundo, fíjense, no EE.UU. ¿Pero cómo va a hacer el mundo para evitarlo? La única respuesta seria de Washington es: la diplomacia multilateral, preferiblemente a través de la ONU. ¡Bienvenido al club de los euroenclenques, señor presidente!
Por supuesto, la Casa Blanca insiste en que el presidente nunca puede descartar la vía militar. Pero varios responsables de la administración han dejado claro que Irán no es otro Irak, y los analistas militares coinciden en que entre las opciones para atacar las instalaciones nucleares iraníes no existe ninguna buena, sólo las hay malas o peores. El fin de semana pasado, en el Foro Económico de Davos, tuve la oportunidad de hablar de dichas opciones con uno de los expertos militares estadounidenses, Kenneth Pollack. Muchos comentaristas sugieren que es posible que EE.UU. deje en manos de Israel el trabajo sucio de retrasar el plan nuclear iraní mediante unos bombardeos aéreos. Pollack asegura, con argumentos convincentes, que a Israel le resultaría muy difícil hacerlo, incluso aunque quisiera.
Israel posee pocos aviones capaces de operar eficazmente a esa distancia. Hay muchos sitios posibles en los que los mulhás pueden ocultar su material nuclear. Después de los primeros ataques, el factor sorpresa dejaría de existir. Los aviones tendrían que enfrentarse a las defensas iraníes para poder bombardear, un esfuerzo considerable.
Todo esto no quiere decir que, al final, Israel no hiciera el trabajo si pensara que estaba en peligro su seguridad y su propia existencia. Pero, desde el punto de vista militar, EE.UU. es el único país con alguna probabilidad de lograr los resultados técnicos deseados (es decir, retrasar el programa de fabricación de armas nucleares para varios años). Y sería un éxito técnico con un coste inmenso.