El Partido de la Liberación Dominicana tiene un problema al que no le encuentra solución. Sus dirigentes han dado vueltas buscando cómo solucionar el enigma. Pero no encuentran la fórmula. Y es que el problema del PLD en estas elecciones congresuales y municipales no tiene solución. El problema es el siguiente: Leonel Fernández no puede ser candidato a senador de las 32 provincias ni aspirar a diputado en todas las regiones y circunscripciones de los más de cien municipios que tiene el país. Tampoco puede aspirar a síndico en ningún pueblo. La clonación humana no es posible todavía. Y un cuerpo no puede ocupar más de un lugar en el espacio.
El presidente Fernández quiere competir en unos comicios donde no puede aspirar a nada. Ni a regidor.
El PLD no tiene líderes regionales ni municipales. No tiene, como el PRD y el Partido Reformista, caudillos en los pueblos y en los campos. El presidente Fernández cree que está en una campaña presidencial donde su adversario es Hipólito Mejía. Esa campaña pasó hace dos años. Hipólito Mejía no compite, como tampoco compite Fernández. Alguien en el gobierno debe decírselo. Al que hay que ganarle es a Chu Vásquez en Nagua; al que debe derrotar el PLD en Baní es al duro de Vicente Castillo, al Chino Seijas en La Romana; a José Hazim en San Pedro de Macorís; a Pedro Alegría en Ocoa; al cacique Amable Aristy Castro en Higüey; a Roberto Rodríguez en El Seibo, a Díaz Filpo en Azua, a Hernani Salazar en San Francisco de Macorís; a Andrés Bautista, que es un hombre de Moca; a Bernardo Alemán en Montecristi, entre otros.
Es a Domingo Batista, a Lois Carvajal, a Francisco Peña, a Alfredo Pacheco, entre muchos otros buenos candidatos a síndicos a los que hay que derrotar en las elecciones de mayo próximo. El problema del PLD es ése, que no sabe cómo derrotar a tantos y tan buenos dirigentes provinciales y municipales. La guerra no es con Hipólito Mejía, a quien el gobierno reivindica todos los días, la guerra es en muchos frentes, donde no puede estar el presidente Fernández.
El PLD sabe que no puede repetir la hazaña del PRD que ganó 29 senadores, más 70 diputados, más de cien síndicos y cientos de regidores en las elecciones del año 2002, resultado, sin dudas, de la buena gestión gubernamental de Hipólito Mejía, que llenó el país de pequeñas obras con las cuales resolvió grandes problemas de la gente.
El PRD le dio una paliza electoral al PLD en las elecciones congresuales y municipales del año 2002. En esos comicios el PLD apenas obtuvo un senador, José Tomás Pérez, que, por cierto, no le debe su elección a la cúpula de su partido que ahora lo margina sin reconocerle sus méritos de buen dirigente y buen legislador.
El presidente Fernández está desesperado, vuelto loco y sin idea. No sabe qué hacer ni que decir. Ahora dice que el PRD tiene una mayoría tiránica en el Congreso con la que hay que terminar porque atenta contra la gobernabilidad. ¡Mentira! Al contrario, el PRD ha probado que es un garante de la democracia y que, contrario al PLD, no conspira, ni se confabula con los sectores más oscuros de la nación. El PRD tuvo el control del Poder Ejecutivo y del Legislativo, lo cual fue duramente criticado por Fernández y su grupo. Consideraba que no era bueno que un partido controlara ambos poderes. Ahora ocurre que el PLD, además del Ejecutivo quiere el Congreso. ¿Cómo es la vaina, y no que era malo que un partido tuviera tantos poderes? Lo que es malo para el PRD, es bueno para el PLD. Si el Partido Reformista se une con el PLD, esa alianza es buena, patriótica, nacionalista y hasta revolucionaria, pero si el Partido Reformista se une con el PRD, entonces esa alianza es diabólica, reaccionaria, maldita, azarosa, perversa….
Leonel Fernández no actúa como un presidente, como un estadista, lo hace como un dirigente político cualquiera. En su desesperación no mide las consecuencias de sus palabras ni de sus acciones.
Con una certeza extraordinaria en mi artículo del pasado domingo, escrito el viernes en la noche, advertía sobre los intentos del gobierno y del partido oficial en arremeter con todos los hierros, contra la alianza rosada.
Tengo un documento de una comisión especial donde aparecen los nombres de todos los dirigentes del PRD y del Partido Reformista, de todo el país, que están disgustados por haber sido perjudicados con la alianza. A esos señores el gobierno les ofrece dinero, cargos congresuales y municipales. El PLD está dando lo que no tiene. Y lo que tampoco tendrá en las elecciones venideras. ¡Esa pela electoral no se la despinta nadie!
La alianza rosada, lo vuelvo a repetir, tiene que prepararse para la embestida final. Hay que impedir el fraude electoral. Garantizar que no haya otra "cadena" como en las elecciones del 2004, que sirvió para impedir la segunda vuela. Hay que evitar la compra de votos, el robo de urnas, el uso de los recursos del Estado como en 1998, que los ministros del gobierno morado salieron por los pueblos a comprar miles de cédulas. Estamos ante gente sin escrúpulos, gente que pregona que "el fin justifica los medios", que lo importante en política son los resultados, no importa cómo se obtengan.
Para las próximas elecciones debemos garantizar cientos de observadores extranjeros para impedir las diabluras de los muchachos del gobierno y del PLD.