En estos días conversaba con un amigo sobre los constantes reclamos de las comunidades para que les construyan obras públicas que necesitan, como parte de una historia de nunca acabar. Mi amigo me dijo ingenuamente que no entendía por qué en cada Gobierno se repite lo mismo, como si nunca esas comunidades hubiesen sido escuchadas, mucho menos complacidas, a menos que recurrieran a las protestas públicas, algunas matizadas de violencia, como ocurrió recientemente en Moca y La Vega, donde moradores y miembros de organizaciones populares y religiosas de quince comunidades se lanzaron a las calles en demanda de la construcción de cuatro kilómetros de carretera y de dos puentes desplomados desde el 2004.
Estas cosas suceden por varias razones, entre las cuales se citan el aumento poblacional y las abultadas promesas de los candidatos en campaña política, sin que luego puedan cumplirlas, sea por “olvido” o por falta de recursos económicos una vez llegan a puestos claves del Gobierno.
Un buen ejemplo de esto ocurre en el suroeste, tradicionalmente olvidado, a pesar de una de las zonas de mayores potencialidades económicas, pero la más deprimida del país.
En su campaña electoral antes del año 2000, el entonces candidato Hipólito Mejía prometió construir la Presa de Monte Grande, una obra fundamental para el desarrollo del llamado “sur profundo”. Sin embargo, Mejía agotó su período de Gobierno y no se construyó la presa, a pesar de que había financiamiento disponible, tanto local como exterior.
Esta es la fecha en que esa vital obra ni siquiera se menciona en las esferas oficiales, no obstante la falta de riego en la región donde será construida. La potencialidad de esa presa permitiría irrigar 400.000 tareas, pero además con una producción de 15.000 kilovatios-hora de energía eléctrica, aparte de que serviría como control de avenidas en el río Yaque del Sur.
Esos incumplimientos y la falta de mantenimiento de las obras públicas construidas son otros factores que llevan a muchos al desencanto. Tal parece que en el primer caso los políticos creen que obtendrán permanentemente los votos de los ciudadanos esperanzados.
En cuanto a la falta de mantenimiento de las obras, uno tiene la impresión de que los encargados de cuidarlas, incluidos los propios beneficiarios, creen que solo basta con ponerlas en funcionamiento.
No. Hay que cuidarlas, mantenerlas, darles vida, para que luego no haya necesidad de sustituirlas por otras similares, con inversiones millonarias a cargo del Estado.
El mejor ejemplo de esto que decimos son las instalaciones deportivas, que cuestan millones de pesos con cargo a los contribuyentes y que son prácticamente abandonadas una vez terminan las competencias.
La obra cosa es la falta de adecuada supervisión de las obras. Hemos visto, asombrados, cómo caminos vecinales, carreteras y escuelas, por ejemplo, se deterioran rápidamente por la existencia de vicios de construcción, sin que los responsables sean llamados a responder por ellos.
¿Es que el dinero del Estado, vale decir del pueblo, puede ser derrochado impunemente, sin que se establezcan las sanciones que merecen los derrochadores y los encargados de evitar que eso ocurra?
En el caso del suroeste, suerte que todavía aparecen organizaciones que hacen algo a su favor, como por ejemplo la Fundación Sur Futuro, que trabaja activamente en el Proyecto de Manejo de las Cuencas Altas de la Presa de Sabana Yegua. para recuperar, proteger y conservar los recursos naturales de los ríos Yaque del Sur, Río Grande del Medio y Río Las Cuevas, incluyendo sus afluentes.
En julio 2003, la Secretaria de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales traspasó la administración del vivero forestal en el Municipio de Padre Las Casas a la Fundación Sur Futuro, con capacidad de producir cuatro millones de plantas al año bajo la técnica de producción a raíz dirigida. El uso de las plantas está destinado a las acciones de reforestación desarrolladas en el marco del proyecto Manejo de las Cuencas Altas de la
Presa de SabanaYegua.
La Fundación Sur Futuro está ejecutando el proyecto Desarrollo Integral de las Comunidades de la Cuenca del Río Las Cuevas, con un horizonte de cuatro años, con el objetivo de contribuir a la reducción de la pobreza en que se encuentran las comunidades rurales aledañas a dicha cuenca. Este proyecto cuenta con el apoyo de la Fundación Kellogg.
Hace algunos días, la Fundación Sur Futuro, con apoyo del Gobierno, inauguró un Centro de Capacitación Informática (CCI) en Padre Las Casas, instalado con una inversión de 1.5 millones de pesos, en el marco de una alianza estratégica que beneficiará a miles de jóvenes que desean aprender tecnología.
Esto demuestra que cuando hay una asociación entre el sector público y el sector privado, las condiciones de las comunidades olvidadas pueden mejorar, sin necesidad de sentarse a esperar las promesas que serán incumplidas.
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