GUINSAUGON, Filipinas.- Un estruendo hizo que los soldados y bomberos que estaban recorriendo el lugar del reciente deslave en Filipinas corrieran el sábado para tratar de escapar de otro posible alud. Esta vez fue una falsa alarma. Pero demostró los riesgos que corren los equipos de rescate cuando el lugar en que ha ocurrido un desastre continúa siendo peligroso.
El caminar en el lodo era inquitante, especialmente al constatar que casas con familias enteras dentro están enterradas debajo y que nuevas corrientes de lodo podrían comenzar a correr para cobrar nuevas víctimas.
Unos 750 miembros de los equipos de rescate pisaban con mucho cuidado al caminar en el lodo a la vez que cumplían órdenes de no cavar hoyos muy profundos para evitar hundimientos.
Piedras escondidas los hacían tropezar y escombros caían ocasionalmente desde montañas aledañas, remanentes del deslave que hizo desaparecer a la población agrícola de Guinsaugon, matando a unas 1.800 personas.
"Es difícil por el lodo, y la lluvia es dura, y escuchamos estruendos en la tierra", dijo el sargento Danilo Cajigal. "Todavía hay corrientes de lodo que provienen de la montaña".
"Sólo podemos ver unos cuantos techos que sobresalen. Todo quedó enterrado. Tenemos palas y usamos las manos", agregó.
Entonces se escuchó el sonido de un silbato en medio del inquietante silencio que reinaba en el lugar. Varios soldados habían hallado el cuerpo de una joven, después de sentirlo al caminar por el barro.
Los equipos también encontraron a un niño y a una mujer cerca uno del otro y los sacaron del barro que cubría los escombros de varias casas. Poco después los trasladaron a la morgue.
Los rescatistas y soldados colocaron a otras docenas en fila en un depósito de cadáveres improvisado. Algunos cuerpos estaban dentro de bolsas, mientras que otros sólo tenían las caras cubiertas con pañuelos o trozos de tela.
En tanto, los familiares comenzaban a llegar para tratar de identificar a sus seres queridos. Y, aunque no se ha perdido la esperanza de hallar a más sobrevivientes, reinaba un ambiente sombrío ya que sólo se encontraban cadáveres.