Los dominicanos que por alguna razón “histórica” o personal hemos tenido que abandonar la patria de Duarte para los distintos puntos de la geografía mundial: Nueva York, Boston, Miami, España, Italia, etc. hemos logrado reconocimientos de nuestros símbolos patrios (bandera y escudo), nuestra música (merengue y bachata) y nuestras comidas (mangu, mofongo, sancocho, etc.). Es decir, nuestra diferenciación cultural más evidente pero también nuestro pueblo tiene excelentes profesionales que han dado la talla en esos países.
Ahora bien, la ausencia de unidad comunitaria es apoteósica, es prácticamente imposible establecer un liderazgo sólido en nuestra diáspora a tal punto que donde otras comunidades han logrado representación congresional, la dominicana no tiene ni candidatos.
Pero un más, a pesar de tener una gran representación numérica como en Nueva York, ha sido imposible lograr unidad de criterios para poner en Washington uno o dos domínico americanos que luchen por los intereses de más de un millón de originarios de quisqueya que contribuimos con la gran nación del norte.
Nuestra desunión ha llevado a nuestros dirigentes políticos a burlarse de nuestra contribución económica al país y a nuestra cantidad en el exterior para regatearnos nuestra representación en las cámaras legislativas, como si a los más de un millón de quisqueyanos en el exterior no nos afectara lo que se discute en esos organismos. Es la hora que la Comisión Electoral no ha comenzado a cedular para luego salir diciendo que no hay tiempo para las elecciones del 2008.
No ignoro que existen organizaciones nacionales que están haciendo esfuerzos para lograr esa representación; pero aun esas organizaciones se comportan discriminantes y excluyentes. El liderazgo se logra con inclusión de todos los sectores, de sus distintas estructuras sociales y practicando la democracia interna así lo han logrado los cubanos una sólida representación en la capital de Estados Unidos, aun cuando su situación política es diferente ya que los cubanos están forzados a “hechar raíces” en Estados Unidos.
Para darle un ejemplo de la atomización de nuestra comunidad quiero traer a colación los logros de la comunidad haitiana en el Gran Miami, mientras su país es una suma de caos y miseria, en la Florida los descendientes de Desalinees y Boyer copan importantes puestos en la ciudad y el condado, tienen alcaldes de origen haitiano, comisionados y una gama de empleos que superan a comunidades más grandes, aquí los haitianos nos han dado cátedra de unidad y organización, mientras nosotros nos desgarramos en chismes, en agresiones personales y nuestro consulado se hace de la vista gorda ante el descalabro de nuestras instituciones.
Los dominicanos actuamos como el cangrejo, nos colgamos del que va a sobresalir para hacerlo caer. Nuestra comunidad de “ultramar” no tiene objetivos comunes, cientos de organizaciones existentes parecieran reflejar un buen nivel organizacional; pero no, es la atomización que expresa nuestra bajo nivel de reconocimiento de los valores de los demás. En vez de sumarnos a las instituciones existentes fortaleciéndolas, creamos otra y otra y otra, todas débiles y sin arraigo en la comunidad, todos quieren ser cabeza de ratón y no cola de león.
Nuestros consulados y oficinas gubernamentales, nuestra instituciones nacionales contribuyen muy poco con los proyectos unitarios que permitan consolidar logros potencializados de nuestra comunidad en el exterior. La dirigencia política se niega a reconocer nuestro peso económico y numérico para permitirnos representación en los poderes del Estado, tal pareciera como si nos tuvieran miedo de impedirles mas desastres de lo que hacen a diario.
A estas altura, con todas las maquinas (software) instalados, es incierta la fecha de inicio de la cedulación en el exterior; aun estamos regateando la posibilidad de que miles de nacionales de la patria de Duarte, Luperon, Manolo y Caamaño puedan ejercer el derecho a elegir y ser elegidos. Pero es aun más preocupante cuando las seccionales de los partidos políticos del país ni piensan en el tema y si lo hacen es manera tangencial.
Las Secretarias de Estado de Turismo, Relaciones Exteriores, Etc. ignoran los medios de comunicación dominicanos locales, mientras invierten miles de millones de dollares en campaña para llevar turismo al país, en cambio su comunidad no puede presentar eventos que prestigien a los dominicanos de esas ciudades, los periódicos y programas de radio desaparecen por falta de apoyo y, hojala, que dentro de la docena de viaje que realizan al año los funcionarios se molesten en ver como Estados Unidos, México, Venezuela, etc. integran a sus comunidades en sus proyecciones nacionales y fortalecen sus propuestas de comunidad.