BAGDAD, Irak.-Los temores a que estalle una guerra civil abierta entre las comunidades religiosas iraquíes tras el atentado que ayer destruyó gran parte de un santuario shiíta de la ciudad de Samarra se mantenían hoy después de que las autoridades informaran que en las últimas horas fueron hallados en Bagdad y sus suburbios los cadáveres de 58 personas, todas sunnitas, asesinadas de un balazo en la cabeza.
Al mismo tiempo, tres periodistas que habían viajado a cubrir la información en Samarra fueron secuestrados y asesinados, y el mismo destino corrieron once detendios por crímenes violentos presuntamente vinculados con la insurgencia iraquí que estaban presos en una cárcel de Basora.
Cincuenta y dos de los cadáveres hallados fueron encontrados ayer en Bagdad y los otros seis, hoy en Abu Deshier, al sur de la capital. Las propias autoridades vincularon los asesinatos de los miembros de la minoría sunnita a las represalias de los shiítas –mayoría en Irak- por el atentado de ayer (Edición impresa). Grupos políticos y religiosos sunnitas denunciaron la quema de más de cien mezquitas de su comunidad tras el ataque en Samarra.
En esa ciudad, a algo más de 100 kilómetros de la capital iraquí, hoy fueron asesinados una periodista y dos camarógrafos del canal de televisión saudí Al Arabiya. Los tres eran iraquíes.
Aunque la emisora no dio más información sobre el hecho, la policía reportó que los periodistas, que fueron a Samarra a cubrir la información sobre el ataque al santuario, habían sido secuestrados ayer por un grupo de hombres armados. Según fuentes iraquíes, otro camarógrafo consiguió huir de sus captores.
En la ciudad de Basora, hombres armados se enfrentaron brevemente con los guardias de una prisión de las que posteriormente secuestraron a 11 detenidos que luego asesinaron. Las autoridades no descartaron que el hecho, que se registró ayer y fue informado hoy, también esté vinculado a la violenta respuesta shiíta al atentado en Samarra.
Fuentes oficiales aseguraron que el Gobierno de Bagdad, controlado por los shiítas, tomó medidas para reforzar la protección de los santuarios y lugares religiosos de las distintas comunidades iraquíes y reconstruir rápidamente el santuario atacado, que hoy volvió a ser revisado por investigadores iraquies.