PUERTO PRÍNCIPE. – El presidente electo de Haití definió sus prioridades: La consolidación de las instituciones y la promoción de la inversión extranjera. Dijo que el exiliado ex presidente Jean Beltrand Aristide puede regresar y exhortó a los haitianos a que voten masivamente para elegir el nuevo congreso de esa nación.
Ante numerosos periodistas nacionales e internacionales reunidos en el patio trasero de la casa de su hermana, el presidente electo reiteró que su antecesor Jean-Bertrand Aristide puede regresar libremente a Haití, tras su expulsión a manos de soldados haitianos y estadounidenses el 29 de febrero de 2004.
Préval, quien fue presidente entre 1996 y 2001, comparó a Haití con una botella. Si se para sobre el pico, dijo, se caerá. No será estable. Debe asentarse sobre su base, la parte más grande, afirmó.
En su primera aparición pública como presidente electo por el partido Lespwa (Esperanza, en idioma creole), Préval no se regodeó en la gloria. Por el contrario, enfatizó que no puede levantar a Haití él solo. Necesitará un gobierno completo.
"Estoy asustado de ver la pasión que surgió de las elecciones presidenciales, la alegría del pueblo haitiano por el hecho de que un presidente haitiano haya sido electo, y la esperanza depositada en ese presidente", dijo Preval a la agencia IPS.
"Quiero recordar al pueblo haitiano que el presidente tiene un poder limitado. Los comicios todavía se están celebrando. Si el parlamento no es fuerte y unido, el presidente no puede responder a todos los problemas, a todas las esperanzas que vemos que las personas expresan", señaló.
"Son las dos cámaras las que ratifican al primer ministro, y es el primer ministro quien elige a todos los funcionarios públicos", agregó Préval, acompañado por integrantes del gabinete ministerial, incluido el primer ministro, que funcionó durante su anterior presidencia.
El presidente electo notó falta de entusiasmo por las elecciones legislativas. "Repetiré: vayan y voten por sus legisladores", dijo.
Los haitianos eligieron miembros del parlamento en la misma oportunidad en que votaron por el presidente, el 7 de febrero, pero es probable que sea necesaria una segunda vuelta de los comicios para cada cargo legislativo el mes próximo, según funcionarios electorales.
Haití no tiene parlamento desde enero de 2004. El periodo de la mayoría de los legisladores expiró sin que la ciudadanía hubiera elegido a sus reemplazantes, pues no se celebraron elecciones parlamentarias.
Durante las siguientes seis semanas, hasta que fue derrocado, el entonces presidente Jean-Bertrand Aristide (1991-1996 y 2001-2004) gobernó por decreto.
En cuanto a su trabajo, Préval dijo que la futura presidencia de Haití tendrá dos misiones fundamentales. Primero, construir las instituciones constitucionales, como asambleas municipales y nacionales, y la designación de jueces.
"De esa manera pondremos a la botella sobre su base, sobre estas instituciones, así no está todo concentrado en la presidencia", señaló.
"La segunda misión es crear las condiciones para que la inversión privada cree trabajos", dijo. Esto significa la construcción de carreteras e infraestructura eléctrica, la aprobación de leyes que favorezcan la inversión y la reducción de los secuestros y otros delitos que la ahuyentan.
Préval enfatizó que, si bien el presidente no es capaz de gobernar solo, el resto del equipo de gobierno tampoco puede.
En el periodo previo a las elecciones y durante el proceso electoral, muchos haitianos afirmaron que votarían a Préval con el objetivo de obtener trabajo. Muchos recordaron que fueron empleados por el gobierno de Aristide, pero quedaron desocupados cuando cayó.
Préval –cuya campaña se caracterizó más por escuchar al público que por sus discursos– solía preguntar en los actos quiénes querían trabajo, a lo que se levantaba un mar de manos. Pero las mismas multitudes contestaban "¡no!" cuando el candidato preguntaba si el gobierno tenía la capacidad de proporcionar todos esos trabajos.
Luego del día de las elecciones, René Max Auguste, presidente de la Cámara Estadounidense de Comercio en Haití, dijo que la comunidad empresarial debía trabajar con Préval para traer "esperanza y trabajo" al pueblo.
Pero también advirtió que la primera presidencia de Préval "fue debilitada por Aristide". "Espero que esta vez pueda volver como un verdadero presidente y que Aristide no interfiera de ningún modo".
El propio Aristide anunció el martes, entrevistado en Sudáfrica, que pretende regresar a Haití tan pronto como sea posible, lo que, en parte, dependerá de Préval.
Consultado por los periodistas el miércoles, Préval contestó: "Mi posición es simple. El artículo 41.1 de la Constitución establece que ningún haitiano necesita visa para abandonar su país o volver a él".
En cuanto a las actividades de Aristide a su regreso, Préval respondió: "Le tienen que preguntar a él, no a mí".
Los partidarios de Préval –muchos de ellos también partidarios de Aristide– se mantuvieron tranquilos el miércoles, luego de varios días de protestas por supuesto fraude electoral.
Algunos barrios violentos de Puerto Príncipe tuvieron en esta semana sus primeros momentos de paz. Pero el descontento dentro de la clase política de Haití ensombrece las inminentes elecciones legislativas y pone en duda la posibilidad de una transmisión de mando tranquila el mes próximo.
Las acusaciones de fraude formuladas por partidarios de Préval se acallaron cuando las autoridades electorales decidieron volver a escrutar los votos en blanco de un modo que beneficiaba al candidato, lo cual le permitió obtener la mayoría absoluta.
La alteración del escrutinio enfureció al candidato democristiano Leslie Manigat –que alcanzó el segundo lugar–, quien la calificó de "golpe de Estado electoral". Manigat también fue presidente de Haití, y fue depuesto en 1988, el mismo año en que asumió.
Charles Baker, el empresario blanco que quedó en tercer lugar, dijo que el modo en que ganó Préval pone en duda su legitimidad como presidente.
La esposa de Manigat, Mirlande Manigat, renunció a su candidatura al Senado en protesta por lo que calificó de "flagrante violación de la Constitución y del decreto electoral".
Mientras, Jacques Bernard, director del consejo electoral, huyó del país luego de recibir amenazas de muerte. Su hacienda fue incendiada.
Micha Gaillard, portavoz del partido político Fusion, manifestó preocupación ante la posibilidad de que el resto del proceso electoral sufra aun más problemas en ausencia de Bernard.
Préval, por su parte, dijo que su partido carece de candidatos suficientes para obtener la mayoría parlamentaria, por lo que espera la colaboración de otros sectores para formar gobierno.
Las elecciones legislativas previstas para el 19 de marzo muy probablemente serán postergadas por las demoras en el escrutinio de la primera ronda electoral.
Los funcionarios electorales anuncian que la investidura de Préval está agendada para el 29 de marzo. Pero, tal como recordó el propio Préval, un presidente es apenas una parte del gobierno. (FIN/2006)