Nadie se pregunta si el sometimiento del periodista Guillermo Gómez por lavado de activos forma parte de una cruzada del Gobierno para perseguir ese delito, porque se nota a leguas que la querella es una maniobra, que desacredita todavía más la alharaca contra la corrupción y envía, en medio de una coyuntura de por sí crítica, un mensaje perturbador, que, para más, puede ser un arma de doble filo.
Si no es parte de un plan, es lo que parece. El productor de Aeromundo ha sido un crítico del Gobierno y su fortuna, unos 10 millones de dólares en certificados financieros del Banco Central, que él sabrá defender, no es la más cuantiosa ni sospechosa. Hay que señalar que su espacio no sólo ha sido uno de los más cotizados, que siempre ha facturado bien, sino que su realizador es una figura que desde hace muchos años ha sabido moverse en las lides empresariales.
Por el carácter, la querella no es una señal creíble de que fuera concebida para perseguir la nefasta práctica del enriquecimiento ilícito o el lavado de activos. Podía el Gobierno despejar suspicacias, en lugar de exhibirlas, si antes de proceder en forma tan ruidosa contra el productor de Aeromundo lo hubiera primero llamado a declarar como parte de una investigación, sin discriminación y con transparencia de patrimonios que considere sospechosos.
Con fortunas, por ejemplo, como la de un fiscal de Higüey que declaró un patrimonio de unos 100 millones de pesos, sin haber sido empresario, carecer de ejercicio profesional ni realizar actividades productivas; la de todo una personalidad que ayer era empleado en una banca de apuestas y hoy es dueño de un emporio y muchas otras levantadas no se sabe cómo, resulta cuesta arriba que la única sospechosa sea la de un ciudadano que por demás ha sido condecorado por sus méritos y servicios nada menos y nada más que por el Gobierno de Francia.
Ante un cuadro con tan siniestras pinceladas es obvio el revanchismo y la venganza que asoman en la persecución contra el productor de televisión, lo que no sólo roza la libertad de expresión y difusión del pensamiento, sino que se erige en un alerta contra los patrimonios personales, la inversión y el sistema financiero. Quizás el Gobierno no midió las consecuencias del acto judicial, pues a estas alturas personas hasta con fortunas bien habidas, sin que las citadas sean cuestionables, tienen que estar preocupadas ante la posibilidad de que por cualquier motivo sean conminadas a dar explicaciones sobre el proceso de acumulación.
Tiene el sometimiento el agravante de que el productor de Aeromundo ya fue juzgado y descargado de la acusación por la que se ha querellado el Gobierno. Conforme al muy citado artículo 8 de la Constitución, acápite h, nadie podrá ser juzgado dos veces por una misma causa. En un nación donde la publicidad y las relaciones públicas suponen una inversión tan cuantiosa para catalizar procesos o embaucar a la población, Guillermo Gómez sabrá cómo demostrar la legitimidad de sus bienes.