En su afán de justificar la construcción del metro del PLD, el presidente Fernández llegó a comparar esa obra innecesaria con la torre Eiffel y la actitud opositora con la de intelectuales franceses, quienes el 14 de Febrero de 1887, publicaron un manifiesto en el periódico Le Temps rechazando la torre. Como el presidente ha planteado el tema en su discurso de rendición de memorias ante la asamblea nacional, es pertinente hacer algunas precisiones
La Torre Eiffel, pese a haberse convertido en el símbolo de Francia, es un monumento horroroso de piezas de hierro forjado cuya estética es salvada por lo elementos de humanización introducidos con posterioridad al momento de ser edificada.
Tan despreciable la encontraron los contemporáneos por su omnipresencia e inutilidad que Guy Maupassant desayunaba en el restaurante de la Torre, pues, decía, “es el único lugar de París desde donde no la veo.” Roland Barthes en un celebrado ensayo, reconoce que “La inutilidad de la Torre siempre se ha percibido como un escándalo, es decir como una verdad valiosa e inconfesable.”
La torre fue edificada como un mensaje imperialista. Seria el símbolo de la grandeza de Francia durante la exposición universal de Parìs de 1889 en honor al centenario de la revolución francesa. Había el plan de desmontarla en 1890. Y pudo serlo, si la marina francesa no idea la estrategia de usarla como “antena de comunicación.”
El metro de Santo Domingo, en cambio es una concepción de mulatos aborígenes caprichosos, deslumbrados por sus viajes al exterior y convencidos de que el progreso consiste en “de donde fueres has lo que vieres.”
Gustave Eiffel, por sobre Ferdinand de Lesseps, era el mejor ingeniero de Francia y probablemente del mundo, creador estructural de la estatua de la libertad en Estados Unidos, promotor en la ciencia de materiales de un paradigma; hierro y acero, con lo que se cerraba la primacía de la piedra en la tecnología de construcción.
Se realizaron estudios entre 1884 y 1887, los recursos fueron escrupulosamente invertidos y toda iniciativa el fruto de un plan maestro donde la supervisión, el control y el seguimiento se hacia por los poderes públicos y los ciudadanos.
Si el presidente Fernández pudiera mostrar que uno solo de estos parámetros ha sido cumplido en la construcción del Metro del PLD, con gusto le endoso mi apoyo.
PD: la Francia de 1889 tampoco había recibido un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo indicando que 54% de los ciudadanos vivían por debajo de la línea de pobreza; un dólar de ingreso por día.