Habiamos dicho que el Metro era una obra prioritaria para el Presidente de la República, más o menos la referencia al presente cuatrenio presidencial.
Y habiamos dicho que nadie mejor que Diandino Peña, el gran ejecutor de lo que ordena su amigo y jefe político.
Habiamos igualmente afirmado que lamentablemente en nuestro país no existe organización ni privada ni gubernamental que pueda cuantiuficar, para llamarlo de alguna manera, lo que es o no es prioritario para el país.
El Metro va a resolver en gran parte el problema del transporte de una gran cantidad de dominicanos, además de que nos brindará la oportunidad de entrar en el desarrollo por la puerta amplia, amén de que se podrá comenzar a desmantelar la muy vieja práctica de los Sindicatos de choferes auto-titulados pares de familiar únicos en la República Dominicana con esa y otras obras que será necesario hacer en el futuro.
Es bueno afirmar que si se beneficia un diez porciento de la población, estamos hablando de una considerable cantidad de dominicanas y dominicanos.
El Metro es la prioridad del gobierno, lo acaba de afirmar sin temor ante las cámaras legislati-vas el ciudadano Presidente de la República, y ante el propio ejecutor de la misma que es el Ing.
Diandino Peña, además cuantifiquemos lo que significa en empleos directos e indirectos dicha eje-cución antes de querer politizarlo todo.
Los que apoyamos la construcción del Metro estamos de placeme, los que sabiamos y dijimos en éstas mismas páginas que era una prioridad del Presidente de la República nos sentimos como pitonizas.
Nadie confunda esto con que apoyamos las iniciativas gubernamentales por encima de los pa trones constitucionales, sino que el país debe ir de manera definitiva hacia el progreso, y el Metro es una obra de progreso y de vital importancia.
Nada más, pero nada menos.