El fundamento de los textos que deberán expresarse en campañas públicas electorales tanto por candidatos regionales como nacionales, será sustentado en la identificación positiva de asuntos relevantes vinculados la las necesidades de los mercados de votación. Estos mercados operan como receptores de discursos que se proyectan por los medios de comunicación asignando un determinado nivel de importancia a la propuesta que involucra reivindicaciones en primer lugar personales y como elemento adicional conquistas de grupos.
A partir de la nueva tesis que define a los candidatos políticos como productos sociales que deben ensayar un marketing plan compuesto por investigación de mercados, relaciones públicas, publicidad, promoción, promoción de ventas, publicity y propaganda, los segmentos del voto han pasado a ser analizados como mercados de consumo en los que las ofertas se analizan a partir de programas de gobierno que impactan en las decisiones de los electores.
El concepto de mayorías representadas en demarcaciones, permite identificar las ofertas y señalarlas como elemento de triunfo o fracaso del candidato.
Siendo República Dominicana una sociedad en vías de desarrollo, se impone un discurso de promesas de soluciones a problemas primarios como alimentación, viviendas y salud.
Si las ofertas se colocan por encima de la valoración cognitiva y cognoscitiva del votante, entonces el discurso carecerá de sentido y los competidores obtendrán la victoria. El marco referente de toda oferta deberá estar sujeto a realidades que conforman el mercado.
El mercado de votación de República Dominicana está compuesto por electores irregulares que modifican su tendencia de elección en la medida en que un candidato se posiciona en los primeros lugares, llegándose a decir en ocasiones, que los dominicanos votamos en contra y no a favor de determinada candidatura.
La campaña publicitaria política tiene sus fases de expectativa, en momentos en que apenas comienza a formarse el proyecto, al crecer en términos de posicionamiento, el candidato pasa a la fase e competitividad cuando sus discursos son comparativos con programas opuestos.
El eje repetitivo del discurso deberá vencer por cansancio y superar a los competidores en cuanto a modelos propuestos vinculantes con los objetivos de los ciudadanos que se aprestan a votar en las elecciones.