El auge de la violencia, es un fenómeno (social-económico-político) compartido por la Republica Dominicana y otros países de América Latina, por lo cual a pesar de las alarmas y las voces desesperadas, la situación demanda una adecuada respuesta, y una respuesta “científica”.
¿Qué significa una respuesta científica? Esto quiere decir, que como fenómeno esencialmente social, las alternativas, deben estar a la altura de los hechos, por lo cual se deben de considerar en cualquier propuesta de solución tres elementos que deben estar presentes:(a) debe de colocar al frente de las soluciones, a los nuevos recursos humanos debidamente aptos para localizar las causas y reducirlas a sus verdaderas expresiones. (b) debe de eliminarse cualquier elemento politiquero/partidista y enmarcarse en el ámbito estrictamente profesional, toda la lucha antidelictiva (c) deben de disponerse de los recursos necesarios, que como fondos de emergencias deben ser desembolsados para emprender las tareas que sea necesarias. Sobre todo en colocarlos en los niveles precisos, donde se pueda evaluar a corto plazo su erogación.
Ya se ha dicho, aunque sin mucho conocimiento de causas, de que el auge de la violencia, la inseguridad y los hechos de sangres, amenazan la Seguridad Nacional. Crímenes como lo del Mayor de la Fuerza Aérea, tiroteado a plena luz del día, y del funcionario de aduanas, baleado impunemente en una via principal, los asaltos periódicos a entidades financieras, son hechos que no solo amenazan la Seguridad Nacional, sino que la ponen a prueba, porque la reducción de la seguridad ciudadana es unos de los elementos de evaluación para saber si los estándares de seguridad nacional están o no funcionando.
Obviamente que los hechos están diciendo que no están funcionando adecuadamente, a estos hechos no se debe de responder con declaraciones mediáticas, más o menos en busca de una disculpa, nadie pretende culpabilizar, sino reclamar efectividad en las soluciones y reducción del fenómeno. En primer lugar, parece que se ignora, que con la contribución de las Fuerzas Armadas y a través de su Instituto de Altos Estudios para la Defensa y Seguridad Nacional, se han preparado y capacitado mas 300 expertos en materia de Seguridad Nacional, los cuales en un noventa y cinco por ciento, están fuera de programas, proyectos y planes de trabajos vinculados a la seguridad nacional, basta releer lo que se ha dicho sobre el particular para comprobar esta realidad, mientras el auge de la violencia continua, y solo desde el pulpito y medios de comunicación parecen que llegan las voces, reclamando efectividad en los programas contra la violencia y por una seguridad ciudadana efectiva.
Estos expertos nacionales, ya han localizado desde sus avanzados estudios, que entre las amenazas a la seguridad nacional, tenemos en la República Dominicana, los siguientes elementos: La extrema pobreza e injusticia social, la delincuencia juvenil y crimen organizado, la prostitución de menores, el narcotráfico y lavado de efectivos, la corrupción en todas sus vertientes, la degradación del medio ambiente y los recursos naturales, la migración ilegal, fundada en la mano de obra barata, el flujo de armas ilegales y el criterio fiscalista para eliminar las mismas, y el desempleo a nivel de los cabezas de familias. Sí en estas áreas se han implementado programas para reducir sus impactos en la sociedad, entonces debemos de revisar dichos programas, porque los hechos hablan por si mismos.
A la ocurrencia de cada hecho criminal, ponemos el grito al cielo, como si la simple exclamación nos llevará a las soluciones, las cuales demandan en darle una respuesta más contundente a los hechos, con medidas que se sitúen a la altura de la situación.